Maite SOROA | msoroa@gara.net
Tamburri reescribe la Historia
Ahora que tanto se habla de la memoria histórica, hay elementos que se revuelven, no vaya a ser que algún día sepamos la verdad. Algo por otra parte imprescindible para alcanzar la normalización definitiva en la política vasca.
Pascual Tamburri se encuentra entre los más levantiscos. Ayer, en «El Semanal», se mesaba los cabellos y trataba, a la desesperada, de violentar la Historia para que las cosas parezcan lo que no fueron.
Se refería al capítulo de la serie «Cuéntame» en el que se reflejaban los Sanfermines de 1978.
Tamburri las define así: «Unas fiestas recordadas por el luto y los disturbios que llevaron a su suspensión; unos sucesos que siguen siendo polémicos y que la extrema izquierda abertzale ha seguido manipulando». ¿Manipular?
Ahora verán qué es manipular: «Germán Rodríguez murió, pero no había asistido a una corrida de toros ni murió por ello, ni puede ni debe decirse que lo matase una bala de la policía. El muerto del 8 de julio de 1978 era un militante de LKI, que no estaba en la ortodoxia marxista de los demás grupos armados, terroristas o violentos del momento. Dar por buena la versión de la `comisión de peñas' es un despropósito». ¿Por qué no puede ni debe decirse que lo mató la bala de un policía? Pascual Tamburri se contesta a sí mismo con una de las mayores mentiras que he tenido ocasión de leer: «Que la Policía Armada actuó con torpeza es un hecho tan cierto como que aquellos hombres se sentían desprotegidos por sus propios jefes políticos, que carecían a menudo de rumbo (...) ¿Podría haberse visto en esta serie cómo Germán Rodríguez moría en un ajuste de cuentas entre bandas rivales de separatistas? Con tanta o más fiabilidad que la versión que se prefirió, lo que merece una cierta reflexión». La reflexión parte de los hechos ciertos: Que la Policía Armada entró a saco en la plaza de toros, que convirtió Iruñea en un campo de batalla y que en una de las cargas policiales un agente sustituyó el pelotero y la porra por la pistola y le descerrajó un tiro en la frente a Germán. Lo vieron decenas de personas y lo sabe todo el mundo. También lo sabe Tamburri. Por eso no se equivoca, sino miente. Así han construido la Historia: con sus mentiras.