Raimundo Fitero
Reincidentes
La llamada Operación Galgo acapara portadas. Una mujer enjuta y rubia cubierta con una bandera española celebra algún triunfo deportivo. Es la imagen del último triunfo de Marta Domínguez, de su supuesta heroicidad, la que se llevó también, en su momento, a acaparar portadas, a convertirse en una suerte de emblema, de abanderada de un deporte como el atletismo que, en principio, tanto sacrifico, determinación y capacidad pulmonar se debe tener para practicarlo al máximo nivel. Ahora vuelve a las portadas, porque fue detenida por la Guardia Civil encausada en un turbio asunto de dopaje. Y después de ocho horas declarando, ha salido encausada, lo que le ha supuesto la pérdida de su vicepresidencia de la Federación de Atletismo y que su pelo rubio, su cinta rosa, su imagen de heroína se derrumbe y de nuevo volvamos a ver la cantidad de reincidentes que existen en estos asuntos.
Sorpresa, incredulidad, pero lo cierto es que hay catorce arrestados, que se trata de una banda que se dedicaba al tráfico de sustancias dopantes, ya que comerciar está prohibido, perseguido y penado, pero usarlos es solamente un asunto ético o como mucho administrativo. Son las contradicciones de un sistema muy alambicado, muy complejo, pero que vuelve a poner sobre la mesa las trampas constantes, los usos abusivos y se diría que universal, de sustancias que ayudan a aumentar el rendimiento de los deportistas de élite, los que viven de ello, los que para poder seguir recibiendo becas y ayudas deben cumplir unas marcas mínimas.
Lo que nos coloca ante una circunstancia incuestionable: directa o indirectamente se les induce a consumir productos que les ayudan a superar sus limitaciones humanas, para ser héroes o heroínas que acaban de concejales del PP. La que ahora pide la presunción de inocencia, se encuentra además embarazada. Y todo el cuadro nos remite a una realidad demasiado conocida. A un deporte de competición podrido. Y los nombres que aparecen en esta operación es como para comprender que no existen muchas fisuras, que el cinismo es total. El debate se abre, sobre lo de siempre. Y las autoridades aparecen con cara de inocentes. Se piensan que somos tontos.