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Occidente fija la mirada en Liu y China reivindica su propia vía

En plena crisis mundial -que afecta, cómo no, a la hegemonía-, la concesión del Nobel de la Paz al disidente encarcelado chino Liu Xiaobo ha sido interpretada por China como un pulso de Occidente a su «vía al socialismo con características chinas». El Comité Nobel volvió a mostrar que es árbitro y parte al evocar que la potencia china mostraría debilidad al mantener a Liu en prisión. Es posible. Pero tampoco hay duda de que Occidente juega fuerte sus cartas.

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Delante de una silla vacía simbolizando al Premio Nobel de la Paz 2010, el disidente chino encarcelado Liu Xiaobo, el Comité Nobel apeló a Pekín para que libere al prisionero, uno de los promotores de un movimiento, la Carta 08, que promueve la instauración en China de un modelo político-económico asimilado al Occidental.

Antes de depositar el diploma y la medalla Nobel en la silla, su presidente, Thobjoern Jagland insistió en que «Liu no ha hecho sino ejercer sus derechos cívicos, No ha hecho mal a nadie». Similar fue el llamamiento realizado por el presidente de EEUU, Barack Obama, quien aseguró que «Liu Xiaobo merece mucho más esta recompensa que yo». Obama fue galardonado con el premio el año pasado en una decisión muy polémica, y justificada por el Comité Nobel por las expectativas creadas por su llegada a la Casa Blanca.

En nombre de la UE, la jefa de la diplomacia de Bruselas, Catherine Ashton, aseguró que «en este día dedicado a los defensores de los derechos humanos, mis pensamientos van para Liu Xiaobo».

El presidente del Comité Nobel fue más allá al señalar que «muchos se preguntarán si, pese a su potencia actual, China no muestra cierta debilidad al creer necesario encarcelar a un hombre por 11 años por el sólo hecho de dar su opinión».

«Mentalidad de la Guerra Fría»

El Ministerio chino de Exteriores fue contundete. «Este teatro político no socavará la determinación del pueblo chino en el camino al socialismo con características chinas», señaló su portavoz, Jiang Yu, para añadir que la concesión del premio evidenciaría una reminiscencia de la «mentalidad de la Guerra Fría».

Ante un grupo de chinos exiliados, la presidenta saliente de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, y los monarcas noruegos leyeron el mensaje publicado por Liu antes de su condena judicial.

En el exterior, decenas de chinos protestaron por el galardón y denunciaron el intento del premiado, tildado de «criminal» de «transformar a China bajo el modelo americano», en palabras de uno de ellos, Ya Ming.

No fueron más los chinos que se concentraron ante la sede de la ONU en Pekín para mostrar su apoyo a la concesión del premio. Portavoces de la disidencia denunciaron que varios de sus miembros fueron enviados fuera de la capital o eran estrechamente vigilados por la Policía.

Desde Pekín, Marianne Barriaux, de France Presse, denunciaba la censura en internet de búsquedas con las palabras «silla vacía» u «Oslo».

Cadenas de televisión como la BBC y CNN denunciaron haber sido objeto de sabotajes en sus dominios web. Lo mismo ocurrió con la cadena de televisión noruega NRK.

La prensa china no ahorró calificativos contra el galardón. «Es increíble que semejante farsa, que se parece a la que protagonizan las sectas, tenga lugar en el civilizado continente europeo», señalaba «Global Times».

Opositores a Pekín critican al laureado ante diplomáticos de EEUU

Nuevos cables de la diplomacia estadounidense distribuidos por Wikileaks para su difusión a varios medios de comunicación vienen a confirmar que, lejos de la percepción que alimenta Occidente, la figura de Li y su famosa Carta 08 no concitan el entusiasmo ni siquiera en el seno de toda la oposición china.

Intelectuales disidentes comentaron en sus intercambios con diplomáticos estadounidenses que el galardonado sería demasiado pro occidental y que la Carta 08 no resiste la comparación con la Carta 77 checa al carecer de concepción nacionalista. No falta quien acusa a Li y a los suyos de «intelectualismo» y de alejamiento total de la manera de pensar de la juventud china.

Los cables revelan la percepción estadounidense, alimentada por las denuncias de sus interlocutores de la disidencia, de que el Gobierno habría utilizado el caso de Liu como «escarmiento». Uno de los documentos llega a asegurar que el Gobierno habría propuesto como alternativa china para el Nobel de la Paz al hijo de Deng Xiaoping. Deng Pufang, hijo del Pequeño Timonel, quedó parapléjico al ser arrojado por una ventana por guardias rojos en 1968, en plena Revolución Cultural.

La Carta 08, promovida por Li, promovía abiertamente lo que en argot del comunismo chino sería una contrarrevolución. Concretamente, abogaba por un país «libre, democrático y constitucional». Sus firmantes defendieron públicamente «una nueva Constitución», la «separación de poderes», una «democracia parlamentaria» y «una justicia independiente». GARA

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