Aunque muchas veces las combinaciones de polos apuestos son las que mejores resultados ofrecen, las personalidades de Juan Martínez de Irujo y Abel Barriola se repiten casi miméticamente en sus botilleros, Patxi Eugi y Jesús Buldain. Los dos delanteros representan el nervio, la rapidez y la improvisación, los de Leitza, por su parte son la viva imagen de la pausa, la constancia y la meticulosidad. Cada uno con sus armas, espera sacar lo mejor de sí mismos para calarse una segunda txapela de la jaula que se les resiste.

Tras dejar la práctica profesional de la pelota en 2008, la petición de Martínez de Irujo para ser su botillero en el Masters de 2009 le sirvió para seguir vinculado a su pasión. Tras caer ante Aimar Olaizola en la final del Cuatro y Medio, el de Ibero recurrió a uno de los últimos especialistas de la jaula para tomar el testigo dejado por Ángel Urzainki y Juan Ángel Martínez de Irujo como asesor del delantero de Ibero.

Eugi es consciente de que los protagonistas y los que ganan y pierden los partidos son los pelotaris, pero siguiendo la estela que dejaron en él José Miguel Leatxe y el mítico Martín Ezkurra, intenta pulir a un pelotari que parece perfecto. «Yo intento ayudarle en lo que no se siente cómodo que es tener un poco de paciencia y pelotear largo. Pero creo que este año ha dado un pasito más en el cuatro y medio y ha jugado como nunca. Está evolucionando, para mí es el mejor torneo que ha jugado hasta ahora, pelotea con más seguridad, elige mejor las pelotas y ojalá el domingo redondee todo».

La final de 2001, cruce de caminos

Como sucederá mañana, la historia de Patxi Eugi y Abel Barriola en la jaula se cruzó en la final de 2001 en el Ogeta gasteiztarra, la última de las ocho del aoizko y la primera de las cuatro del de Leitza, la única en la que se caló la txapela. «Abel me hizo mucho daño con el saque, resté justo y me hizo muchos tantos con el saque remate. La clave es restarle, si Juan lo hace bien tendrá mucho camino hecho», relató a GARA Eugi.

Jesús Buldain, por su parte, es debutante en esto de sentarse en el set donde los pelotaris toman descanso. Forjado en la misma escuela de pelota de Leitza que Barriola, no pasó de aficionados pero ha mantenido la pasión por estudiar todos los entresijos y, tras meditarlo, aceptó el reto que le propuso el zaguero cuando comenzó a vislumbrar la luz al final del túnel de su lesión.

Buldain, que se considera autodidacta y que a sus 36 años está terminando magisterio -Educación infantil- intenta trasladar su filosofía de vida a la pelota. «Soy así, he trabajado muchos año desarrollándome a mí mismo. Para mí lo más importante en esta vida es poder desarrollar lo que uno lleva dentro y ofrecérselo a la sociedad y a la vida», explicó a este diario.

En este sentido, se siente afortunado ya que la implicación y la constancia de Barriola es muy similar a la suya. «Tengo mi manera de trabajar, me gusta reflexionar mucho sobre todos los aspectos importantes, técnicos, tácticos, físicos y mentales».

Precisamente en este último campo está una de sus aportaciones más novedosas, ya que cree fundamental trabajar todo lo relacionado a la inteligencia emocional. En estos últimos meses de colaboración, han trabajado mucho en torno a la fortaleza mental, algo que también harán en las horas previas a la final. «Estos días son especiales y como será un partido especial, el frontón estará lleno y habrá una carga emocional importante, hay que saber prepararse para sentirse bien en la cancha. Hay que saber superar ese impacto que te crea el frontón cuando saltas a la cancha, intentaremos que se sienta en el Atano III como en casa», explicó el apoyo del zaguero leitzarra.