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ANALISIA

derbi en miribilla entre bilbao Basket y baskonia Un partido para dos equipos que precisan tratamiento de shock

Entre las crisis de ansiedad y el trastorno bipolar, vizcainos y alaveses afrontan el duelo de mañana en el Bilbao Arena con inestabilidades y urgencias varias. Unos se juegan la Copa, y los otros el liderato. Y ambos, algo parecido al equilibrio mental y de su juego. Bilbao Basket ha perdido la mitad de sus partidos en casa y echa en falta a Warren y a los pívots. El Baskonia, por contra, ha perdido a Barac y no se ve qué interior podrá tomar el relevo del jugador croata.

Arnaitz GORRITI

Pero qué me pasa, doctor?», podrían preguntar los integrantes de Bizkaia Bilbao Basket y Caja Laboral Baskonia. Ambos equipos estaban llamados a ocupar la parte alta de la Liga ACB y a sembrar el terror entre sus oponentes.

Pero hasta la fecha los estados de ansiedad, los ataques de pánico y hasta algún amago de trastorno bipolar, de modo que se salta de la euforia a la depresión sin solución de continuidad, son la tónica de dos conjuntos que se enfrentan maña- na al mediodía en un derbi en el que el ganador tomará un más que necesario relajante, mientras que el perdedor precisará tratamiento de shock.

La ansiedad y la presión autoimpuesta es el mayor problema de los hombres de negro. No lo dice quien suscribe este análisis, sino el propio Fotis Katsikaris. El técnico griego, que hace menos de un mes tachaba de «tontería» la necesidad de ejercer de «psicólogo» con sus jugadores, reconocía tras caer ante el Gran Canaria 2014 que su equipo «sufre de una enorme presión cuando juega en casa».

Y es posible que no le falte razón. Mal juego, apagones en el ataque posicional, ningún control del rebote, pérdidas absurdas a diestro y siniestro, altibajos incomprensibles, necesidad perenne de remontar... son piezas de una canción que resuena entre una hinchada bilbaina que se está cansando, y mucho, de ver cómo su equipo está muy lejos de las expectativas que levantó en una pretemporada que cerró sin conocer la derrota. Un cuadro de ansiedad más que claro y que, tras las dos últimas derrotas en casa, sufrió un inesperado empeoramiento.

Y es que cosechar tres derrotas en casa en los 6 primeros partidos jugados en el Bilbao Arena han supuesto un jarro de agua fría, sobre todo tras los nefastos duelos ante Joventut y Gran Canaria. Lo malo -ojalá que no- de esta situación es que los hombres de negro van a jugar más partidos que nadie en su feudo en esta primera vuelta: 10 de 17. Pero los próximos rivales que pasarán por Miribilla, el Baskonia y el Barcelona, no parecen los más adecuados para recuperar la confianza perdida y la tranquilidad para hacer de su cancha un fortín.

Habrá que ver qué pasa con Warren y con el propio Katsikaris. Defenestrado en los dos últimos partidos -coreado por parte de la afición-, el alero texano parece sentenciado para el técnico heleno. Ni tiene la capacidad tiradora de Blums y Vasileiadis, ni puede postear como Mumbrú. Su defensa y capacidad penetradora debieran valer para ser el referente de los hombres de negro, pero al parecer no basta para Katsikaris, que prefiere apostar por Fisher y Jackson. «Warren es un jugador caro, y yo aguardo su reacción; pero no puedo esperarlo más», afirma el entrenador bilbaino, que tiene más problemas todavía.

Como, por ejemplo, los jugadores interiores. Banic ofrece puntos, pero no tanto rebotes ni defensa. Hervelle ofrece rebote y defensa, pero no puntos. Mientras, Mavroeidis y Hernández-Sonseca no ofrecen hasta ahora ni puntos, ni rebotes ni defensa. El juego interior bilbaino, tan infrautilizado por un juego basado en exceso en el tiro de tres y las penetraciones de los escoltas y aleros, está cojo, de modo que cualquier pívot -Kurz y Prestes en Granada, Savane, Wallace y Xavi Rey el pasado sábado- le saca los colores.

Pero es el propio Katsikaris el más superado por la situación. Ha intentado dar un puñetazo de autoridad con el castigo a Warren y la llegada de Fisher, pero el tiro parece haberle salido por la culata. Ya ante Gran Canaria 2014 se le vio desesperado por momentos e irreactivo en otros. Si el propio técnico se deja vencer por la ansiedad...

Y ante la ansiedad bilbaina, el trastorno bipolar gasteiztarra. La cosa le va bien en la liga, con remontada ante el Barcelona incluido, pero en Sevilla el Caja Laboral Baskonia sacó su Mr. Hyde particular. El propio Dusko Ivanovic reconocía que «no parecimos un equipo serio» y hasta echaba en cara a sus jugadores falta de compromiso. A eso hay que sumarle las cinco derrotas seguidas de Euroliga, que han crispado el ambiente en el seno baskonista hasta el punto que la victoria sobre el Khimki fue vivida como una liberación.

Pero ahora la preocupación de los alaveses está en el juego interior. El triunfo ante el Khimki trajo consigo que Stanko Barac, el mejor jugador gasteiztarra en el arranque liguero, sufriera un esguince del ligamento lateral interno de la rodilla derecha. El pívot croata se guirá un tratamiento conservador y habrá que seguir su evolución. Sin Barac, habrá que ver quién asume la responsabilidad para el puesto de pívot. Teletovic no es un «cinco» y si le cuesta aguantar a «cuatros» fuertes, no digamos a pívots rocosos y Musli no cuenta para Ivanovic -hasta el punto que ha pedido que no se le pregunte sobre el joven serbio-. ¿Bjelica de cuatro? Bien, gracias.

La responsabilidad recae ahora sobre Haislip. El estadounidense no tiene la debida regula ridad por culpa de los problemas físicos. Asimismo, ni la concentración, ni el rebote han sido nunca el punto fuerte del ex jugador de Efes Pilsen, Unicaja, San Antonio y Panathinaikos. Y aunque la pauta ofensiva de este Baskonia la marquen los exteriores, la defensa depende de los interiores. De su fuerza nace el juego, y de su flojera emerge el peor Baskonia, ése que levanta dudas por su actitud. ¿Podrá sobreponerse al peligro de la personalidad bipolar?

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