GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

CUMBRE SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO EN CANCÚN

SPRINT FINAL PARA EVITAR un nuevo copenhague

La cumbre de Cancún sobre cambio climático apuró sus últimas horas para tratar de salvar los muebles y evitar un nuevo Copenhague. Durante el día de ayer, no obstante, la posibilidad de que se repitiera el fracaso planeaba aún con fuerza. Con demasiada fuerza.

p004_f01_140x150.jpg

Ruben PASCUAL

En los estertores de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16) que debía clausurarse de madrugada en la ciudad mexicana de Cancún, los 194 países participantes echaron el resto para forzar un acuerdo que permita enfrentar el calentamiento global. El ambiente era aún anoche muy incierto y muchas agencias informativas recurrieron al término «milagro» para referirse a la posibilidad de que la cita de Cancún se despidiera con un acuerdo satisfactorio. A menos de 24 horas, y como era de esperar, la esperanza de crear un tratado vinculante no figuraba siquiera en el horizonte.

«Ya no tenemos 24 horas para negociar, tenemos 24 horas para lograr el resultado de nuestro trabajo», subrayó Patricia Espinosa, presidenta de la conferencia mundial y ministra de Asuntos Exteriores de México. La secretaria ejecutiva de la reunión, Cristiana Figueres Olsen, también demandó a los delegados a «dar el último tirón» para que la cita no terminara en fracaso.

Como ejemplo de ese tirón, los representantes de los países participantes mantuvieron entre la noche del jueves y el día de ayer una jornada maratoniana de reuniones. Ya no para alcanzar las modestas expectativas marcadas para Cancún, sino para intentar que al menos la situación no fuera a peor.

El principal obstáculo para cerrar una negociación era la extensión más allá de 2012 del Protocolo de Kioto, que Japón -con el apoyo de Rusia, Canadá y Bielorrusia, entre otros- rechaza abiertamente. El protocolo de Kioto «no es un medio ni justo ni efectivo para alcanzar los retos del clima» que se propone la conferencia de Naciones Unidas contra el cambio climático, porque no incluye a los mayores emisores de gases de efecto invernadero, explicó el negociador nipón Akira Yamada. Quedaba pendiente también la definición del límite de incremento de temperatura, si la meta a largo plazo estará situada en 1,5 ó 2 grados centígrados.

Yamada reclamó compromisos parejos de los grandes emisores del planeta, que no suscriben el texto: Estados Unidos, que nunca lo ratificó, y China, que está fuera por ser un país emergente.

La delegación de la Casa Blanca ha defendido a lo largo de esta cita una reducción de sus emisiones de CO2 del 4% en 2020 respecto a 1990, una cifra imperceptible en comparación con el 20% ya comprometido por la Unión Europea.

A escasas horas de la conclusión de la cita, las posturas parecían inamovibles. Estados Unidos insistió en que se debe anclar el acuerdo -por llamarlo de alguna manera- de Copenhague, donde 85 países establecieron metas voluntarias de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y descartó hacer algún acuerdo obligatorio.

China, que también tuvo gran responsabilidad en el hundimiento la conferencia de la capital danesa, sigue con su doble juego. Por una parte, impulsa las energías alternativas y renovables, pero paralelamente mantiene los objetivos de crecimiento industrial y económico basados en un empleo masivo del carbón.

En el otro lado de la balanza se sitúan los países más desfavorecidos, ya que son ellos los más afectados por los desastres naturales. Por ello, la urgencia de resultados es mayor en los llamados países en desarrollo. Reclaman un segundo periodo de compromisos con el objetivo de que los desarrollados establezcan unas metas obligatorias de reducción de emisiones de CO2 o que al menos se asuma el deber de que durante 2011 se negocie la segunda fase, con el fin de llegar a Durban, Sudáfrica, con un documento consensuado.

Cancún «no dejará nada»

Entre estas posturas, ha sobresalido la de Bolivia, con un Evo Morales sin pelos en la lengua que, afirmó ante organizaciones campesinas que Cancún «no dejará nada», y por ello la calificó de «Cancunague», haciendo referencia a la cita del año pasado en la capital danesa. «Ni las grandes potencias ni los grandes organismos mundiales quieren cambiar el sistema y tocar las causas del calentamiento», denunció.

«Quieren privatizar y mercantilizar al planeta para que haya un fondo verde. Mejor que usen el dinero que se gastan en seguridad, en militares; que ese dinero lo pongan para defender la tierra y no para matar. Que paguen la deuda ecológica y no la externa. No es posible que haya plata para matar y matar y no para salvar vidas» agregó.

Con esas palabras, el mandatario boliviano hizo referencia a las negociaciones para crear un fondo verde destinado a financiar la adaptación de los países para enfrentar el cambio climático, que debe llegar 100.000 millones de dólares anuales. Finalmente, fue acordado. Otro de los puntos se refiere a un mecanismo de protección de los grandes bosques tropicales, cuya deforestación provoca el 20% de las emisiones de CO2.

Fuentes diplomáticas señalaron la existencia de «avances en los grupos de trabajo» y de «un texto de compromiso» a última hora de ayer, pero lo cierto es que tras dos semanas discutiendo sobre temas secundarios no cabía esperar nada del otro mundo.

LOS PAÍSES DE LA ALBA MARCAn EL PROTOCOLO DE KIOTO COMO UN MÍNIMO

Los países que defienden una visión diferente del mundo, principalmente los miembros de la Alianza Bolivariana de las Américas, habían marcado como mínimo el objetivo de conseguir una prolongación del acuerdo de Kioto, adoptado en 1997. Contaban además con el apoyo de todas las naciones africanas y la Liga Árabe.

Por su parte, las ONG Vía Campesina y la Asamblea de Afectados Ambientales afirmaron que, si en los resolutivos de Cancún no se toman en cuenta los Acuerdos de Cochabamba, la cita habría sido una farsa.

En uno de sus puntos, el pacto suscrito en Bolivia acuerda que la temperatura global no debe aumentar más de un grado, mientras en la COP 16 se hablaba de 2,5. Una catástrofe, según estas organizaciones campesinas, que acaban siendo las más damnificadas por el cambio climático. GARA

INDIA

En la última fase de las negociaciones, India puso el punto llamativo al mostrarse dispuesta a aceptar un acuerdo de carácter vinculante sobre cambio climático, como parte «del compromiso» que todos los países deberían adquirir.

«pende de un hilo»

Al inicio ayer de la última jornada de la cita de Cancún, el secretario británico de Cambio Climático, Chris Huhne, admitió que las negociaciones pendían «de un hilo»: «Podríamos tener un buen resultado, pero también un choque».

PROTESTAS

A lo largo de las dos semanas de la COP 16, se han desarrollado numerosas protestas de ecologistas y campesinos. Algunas de ellas, pese a no amenazar la blindada cumbre, fueron duramente reprimidas por la Policía mexicana.

la clave reside En la manera de VERIFICAR LAS EMISIONES DE CO2 DE LOS PAÍSES

Una de las cuestiones más espinosas de Cancún ha sido, a la espera de ver si hay acuerdo al respecto, la manera de verificar los recortes de emisiones de CO2 de otros países, especialmente rivales económicos, y comprobar que cumplen sus compromisos para combatir el cambio climático.

EEUU y China, principales economías del planeta y mayores emisores de gases de efecto invernadero, han sido los más enfrentados por este tema, que fue definido muy vagamente tras la decepcionante cita de Copenhague.

Alden Meyer, miembro de la Unión de Científicos Preocupados, el citado mecanismo responde a una demanda legítima de transparencia.

«Si un país actúa y los otros no lo hacen, puede verse perjudicado económicamente en ciertos sectores y, sobre todo, no tiene ninguna garantía de que sus esfuerzos permitan evitar los peores impactos del cambio climático», afirmó, en declaraciones a France Presse.

La iniciativa prevé que todos los países cuyas emisiones representan más del 1% (o 0,5%, las cifras están todavía en discusión) del total mundial, presenten un informe cada dos años. La frecuencia sería menor para los otros. El mecanismo sería más exigente con los países industrializados, que ya están sometidos a otros sistemas de verificación. Cada país debería preparar un documento explicando las medidas tomadas y transmitirlo a todos los demás, que podrían pedir aclaraciones. Todos los informes se harían públicos.

la aplicación del mecanismo presenta numerosos problemas, como hasta dónde exigir precisiones sobre las herramientas estadísticas de un país.

Las llamadas naciones en desarrollo advirtieron de que sólo aceptarían este mecanismo si se acuerda otro tipo de transparencia, aplicada a los fondos financieros de los países industrializados, que prometieron en Copenhague 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. GARA

PREMIOS FÓSIL del día

Canadá fue el país que hizo más propuestas «retrógradas» en la cumbre de Cancún a juicio de la organización ambientalista Climate Action Network (CAN), lo que le ha hecho acreedor de la mayor parte de los premios Fósil del Día que entrega esa ONG.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo