Parece, según documental de TV3, la televisión catalana que lo ha investigado, que nuestros aparatos electrodomésticos están programados para autodestruirse en un tiempo variable, pero fijado por el fabricante. Era algo que popularmente se intuía, se decía de muchas maneras, pero se sabía que llegaba un momento en que los aparatos de la cocina empezaban a estropearse todos a la vez, se llamaba a los servicios de reparación y te convencían de que era bastante más oportuno cambiar de aparato, comprar uno nuevo y no repararlo.

En las imágenes que nos ha ofrecido se nos muestra que algunos chismes de uso habitual llevan un chip programado que provoca la avería, la destrucción. Se trata de acciones, de provocar por activa el desastre, la destrucción. No es, como creíamos, que se fabricaba con unos materiales que tenían una vida más o menos programada, sino que algo se dispara y acaba con el funcionamiento de nuestro ordenador, impresora, teléfono, tostadora o electrodoméstico esencial, la televisión. En algunos campos el proceso se llama obsolescencia programada, es decir, sacar otros modelos que convierten a los anteriores en algo desfasado, descatalogados, pero en lo que ahora se nos descubre, insisto, es un acto de acción destructivo secreto, colocado por el fabricante sin avisar y fuera de toda garantía, que seguro tiene una figura penal, algo a lo que todos los usuarios deberíamos agarrarnos para denunciarlo.

En este campo, y como apoyo a esta denuncia, se nos informa de los graves problemas que están causando los aparatos estropeados, de cómo se mandan a los países del tercer mundo, en ocasiones en forma cínica de ayuda, cuando es simplemente llevar basura electrónica a unos puntos de la tierra donde no tienen medios, ni para arreglarlos y reciclarlos, ni para minimizar los desastres ecológicos que los propios chismes llevan en sus carcasas o en sus tripas. Es decir, volvemos a vivir en un desarrollismo cainita, y que existen muchas probabilidades de que alguien haya colocado también el chip de autodestrucción del Planeta Tierra. De momento consumimos alegremente, nos timan solemnemente y escondemos las basuras bien lejos.