Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Warhol vuelve a Nueva York
Al César lo que es del César, porque Disney fue el primer estudio en explorar las posibilidades de las nuevas tecnologías en la representación cinematográfica de la realidad virtual, cuando James Cameron aún estaba dirigiendo sus primeras películas baratas de serie B. Esta segunda entrega de «Tron» plasma esa evolución con cámaras estereoscópicas.
Seguramente habrá quien eche de menos su talento, o su habilidad comercial, es por eso que a Andy Warhol «le salen» homenajes cada dos por tres. El último surge del Museo de Arte Moderno de Nueva York. La exposición «Andy Warhol: Motion Pictures» se centra en sus provocativas películas mudas y recoge catorce retratos cortos, mudos y en blanco y negro de los amigos del artista (sus famosos screen test o pruebas de pantalla). Los cortometrajes, realizados entre 1964 y 1966, forman parte del retrato de la escena artística neoyorquina del momento. Tiempos en los que Warhol se rodeaba de artistas a los que inmortalizaba y veneraba, al mismo tiempo que reinventaba el concepto de retrato. Lou Reed, Susan Sontag, Edie Sedgwick, Allen Ginsberg o Dennis Hopper, son algunos de los personajes que desfilaron por sus fiestas y ante sus cámaras.
La muestra también incluye parte de su filmografía experimental. Cintas como «Sleep», «Eeat», «Kiss», o «Empire» forman parte de la selección del museo. Pero ¿qué puede decirse de Warhol como cineasta? Que probablemente no pretendiera serlo. Publicista en origen, lo suyo fue acercarse a la cultura popular, hurgando en su tramoya para después devolvérselo a la sociedad en envoltorios de lujo. «Si pinto de esta manera es porque quiero ser una máquina» solía decir. Producir como una máquina y ganar el dinero que generan las máquinas en la sociedad industrializada.
Nacido en Pittsburg, Andrew Warhol, hijo de emigrantes eslovacos, trabajó como ilustrador, escaparatista y publicista para revistas como «Vogue», «Tiffany» o la prestigiosa «The New Yorker». En 1962 realizó las primeras serigrafías en tela con botes de sopa Campbells para continuar después con los mitos que formaban parte del imaginario colectivo popular: Elvis y Marylin, entre otros. Precisamente en esta etapa de su vida se empieza a interesar por el cine como medio de expresión. Un interés similar al que sentía por la pintura, ligado a una visión más bien «reproductiva» (ostenta el dudoso honor de rodar en un período de dos años casi dos películas por semana). Su obra es un particular homenaje a la historia del cine; desde la experimentación y la negación del cine narrativo y sus leyes de composición. El fundador de la Factory juega con el mudo y el sonoro, la cámara fija o los trucos de montaje... Cine o televisión, Warhol experimentó con el medio audiovisual hasta el mismo momento en el que abandonó la vida y Nueva York. El último episodio de la serie que hacía para la MTV, «Andy Warhol's Fifteen Minutes», trasmitió su funeral.