«Burlesque»
M. I. | DONOSTIA
Una Cher prácticamente retirada del cine, a falta de expresión facial tras tanta cirugía, trata de salvar un musical con el que debuta en la gran pantalla la cantante Christina Aguilera, quien no convence en su nueva faceta de actriz.
La película «Burlesque» nunca ha interesado realmente al público y a la crítica estadounidenses, ya que han visto en su gestación un pretexto para el chismorreo.
La prensa sensacionalista no ha dejado de especular acerca de las relaciones sentimentales mantenidas por el director debutante Steve Antin con los magnates de la industria del cine David Geffen y Clint Culpepper, fruto de las cuales le ha llegado la oportunidad de dirigir su ópera prima.
La prensa especializada, por su parte, ha hablado de discriminación positiva, ya que Steve Antin es un actor de segunda, cuya única experiencia previa en la realización se limita a un DVD titulado «Última sospecha 2». No se entiende, por lo tanto, que a alguien se le pasara siquiera por la cabeza darle un presupuesto de 55 millones de dólares y dos meses y medio de plazo de rodaje.
El resultado, pese al tiempo y dinero invertidos, es muy pobre. Las coreografías no son lo suficientemente espectaculares como para elevar un guión demasiado pedrestre.
Si la diva Cher se ha prestado a un simulacro de regreso a la gran pantalla ha sido precisamente por su amistad con David Geffen, pero ya no da en cámara la expresividad de antaño. Tampoco la cantante Christina Aguilera demuestra estar preparada para tomar el relevo en la máxima categoría del espectáculo musical llevado al cine. Le falta además una canción hecha para ser identificada con la película.