¿Queda algo de vida detrás del dominio aplastante y continuado que ejercen la pareja Nadal-Federer?
La final del torneo de exhibición disputado en Abu Dhabi fue el mejor paradigma de lo que nos espera en el futuro del panorama tenístico: el ya tradicional duelo entre Federer y Nadal. No parece que, de momento, ninguno de sus perseguidores pueda hacerles la más mínima sombra.
FRANCE PRESSE
Con cada mes de enero de los últimos años siempre aparece el mismo interrogante: ¿Habrá alguien que consiga hacerle sombra al dúo Nadal-Federer? La pregunta comienza a tornarse bastante ingenua si nos atenemos a la estadística. Esa demoledora pareja atesora nada menos que 24 de los últimos 28 torneos de Grand Slam que se han disputado. Unos números que no dejan margen a la tiranía del dueto líder del tenis mundial.
Ambos se han propuesto dejar pequeños los registros de sus antecesores y confían en que 2011 sea un nuevo año de récords y títulos que añadir a sus vitrinas. Aparte de seguir sumando para alcanzar en un futuro los números estratosféricos de su máximo rival, al actual número uno del mundo, Rafa Nadal, poco le queda por conseguir. Únicamente tiene clavada la espina de no haber ganado todavía un Masters, después de caer el pasado noviembre en la final, precisamente ante el helvético. El año que firmó el balear en 2010 fue brillantísimo, quedándose a un paso del último logro de Rod Laver en 1969, cuando consiguió los cuatro torneos del Grand Slam. A Nadal sólo le faltó levantar el trofeo del Abierto de Australia.
Por su parte, si los más agoreros ya veían en el año recién concluido el declive de Roger Federer, su triunfo en el reciente Masters no ha hecho sino certificar que no tienen futuro como adivinos. Sólo los problemas físicos del suizo pueden ser demasiado obstáculo para su eterno carácter competitivo, de cara a estar en la cúspide del tenis mundial.
Y por detrás de ambos, el desierto. Ninguno de sus inmediatos perseguidores -Novak Djokovic, Andy Murray, Robin Soderling y Tomas Berdych- consiguieron en 2010 las mieles de un gran triunfo. El serbio se tuvo que conformar con la Copa Davis y, como el resto de la pléyade de candidatos, su máxima aspiración es superar una final del Grand Slam. Por detrás, Martín del Potro, Nikolay Davydenko, Jo-Wilfried Tsonga y Marin Cilic confían en batir a los anteriores.
La WTA busca caudilla
Es la actual número uno, pero a su prometedor futuro le falta todavía culminar con uno de los grandes títulos. Tiene 20 años y todo un mundo por delante para llevar la contraria a sus detractores, que le acusan de ejecutar un tenis plano y defensivo. La danesa Caroline Wozniacki encara este 2011 con el claro reto de imponerse en un Grand Slam, meta que todavía no ha conseguido. Durante el año recién acabado, la escandinava obtuvo un total de seis títulos y deberá apretar los dientes para mantenerse en lo más alto de un sistema muy abierto.
A su estela, otra de las irrupciones de la pasada edición, Vera Zvonareva, finalista en Wimbledon y el US Open, también espera confirmar con un grande su trayectoria ascendente. La ganadora del torneo yanki y también del Masters, Kim Clijsters, confía en recuperar viejos laureles, lo mismo que Henin, finalista en el Abierto de Australia.
A continuación y pese a los numerosos problemas físicos que han venido padeciendo en los últimos tiempos, las sempiternas hermanas Williams darán mucha guerra, como en ellas es habitual. Pese a todos esos contratiempos, siguen ocupando puestos de honor en el ránking -Serena, cuarta y Venus, quinta-, si bien los años no pasan en balde y a sus 29 y 30, respectivamente, hay que reconocer que la motivación ya no es la misma. Además, las estadounidenses son auténticas celebridades en su p aís y unos iconos muy bien explotados por programas televisivos y galas, que podrían suponer el epílogo a su carrera deportiva.
Por detrás de todas ellas, la emergente figura de la ganadora de Roland Garros, la italiana Francesca Schiavone, además de Samantha Stosur, Jelena Jankovic, Elena Dementieva o Victoria Azarenka, todas ellas dispuestas a dar un salto de calidad en su juego y anotarse más títulos.