La Real sigue sin corregir sus problemas defensivos y, si para sumar un punto tiene que marcar tres goles, es difícil ganar a rivales de la calidad del Sevilla, al que le bastó con aprovechar las facilidades en dos saques de esquina y en una contra para situar a los blanquiazules en su peor racha de la temporada.

El calendario de Primera presenta una trampa para todos los equipos en los cuatro partidos que casi todos deben afrontar de manera consecutiva ante Barcelona, Valencia, Zaragoza y Sevilla. Por eso tampoco hay que alarmarse en exceso por encajar cuatro derrotas en ese tramo, pero sí es necesaria una reflexión porque la Real no puede aspirar a ganar partidos con tanteos de fútbol sala. No se pueden encajar dos goles en 13 de los 20 partidos oficiales que se llevan jugados.

Fue un partido loco. Llueve en Sevilla mientras azota el viento sur en Donostia y los dos equipos andan desorientados. Rivas ejerció de pasador y goleador en la Real y un delantero como Kanouté tuvo que colocarse de pivote para imponer su hegemonía absoluta en el centro del campo. Y decidió el partido con una recuperación ante Xabi Prieto que además culminó tras aprovechar el pasillo que la Real le ofreció para acabar la contra y cerrar la remontada en dos minutos de desconcierto local.

Ahí debe mejorar la Real. Con el 2-1 ya concedió una contra de tres para tres tras una jugada que Llorente remató a las manos de Javi Varas y Mikel González vio su tarjeta por subir sin necesidad de hacerlo. Los blanquiazules juegan con demasiada alegría y han olvidado que el descenso todavía queda lejos porque en Anoeta han logrado cinco victorias sin encajar un gol. Cuando han bajado la intensidad defensiva y el nivel de concentración en la fase más difícil del calendario, las derrotas y los goles han llegado a pares.

Dominio de los ataques

Los dos primeros del Sevilla no llegaron en contras, sino en las segundas jugadas tras sendos corners en los que los defensores realistas descuidaron sus marcas. Fue la tónica de un encuentro caracterizado por la superioridad de los ataques a las defensas y a los porteros.

Los dos equipos demostraron un carácter más ofensivo que defensivo y en los duelos individuales los realistas superaban con facilidad a los sevillistas, pero también la línea de tres andaluza jugaba a placer sin apenas sentir la presión blanquiazul.

Los dos equipos comenzaban sus ataques de una manera similar con balones largos que casi siempre ganaban. Mientras la Real buscaba a Xabi Prieto y Zurutuza, el Sevilla encontraba sistemáticamente a Kanouté, que superaba en su duelo desigual a Rivas, que le hacía un marcaje casi individual, para lo que cambió su posición con Elustondo.

El medio centro manchego sufrió en defensa, pero en ataque abrió el marcador con un gran disparo y estuvo más certero que nunca en los pases. La pena fue que enseguida llegó el empate del Sevilla en una acción en la que Ansotegi descuidó la marca de Kanouté en la segunda jugada tras un saque de esquina. El cuadro andaluz daba la sensación de ser más cuando el balón llegaba a sus cuatro jugadores más adelantados, pero en el primer tiempo no aprovecharon ni su calidad ni la mala noche de Bravo y un despeje de Estrada bastó para que Llorente se reencontrara con el gol gracias a las facilidades de la defensa sevillista y de Palop.

La Real no había hecho demasiados méritos y se encontraba de nuevo con ventaja, pero no supo cerrar el partido. Se puede entender que un rival como el Sevilla imponga su mayor calidad, pero lo más duro es que marque en unas jugadas de estrategia en las que los realistas olvidaron que antes que mirar al balón deben seguir a su par.

Antes del segundo empate Manzano había arriesgado al jugar con dos delanteros y Kanouté como medio centro. Incluso tras el 2-2 la Real tenía que saber jugar a un rival descompensado, pero Xabi Prieto arriesgó en su campo mientras Estrada perdía su posición y Kanouté recuperó el balón y aprovechó ese pasillo para cerrar la remontada.

Manzano tardó en recomponer su equipo y Lasarte introdujo otro delantero para sacar partido de lo alocado que resultaba el choque. Los dos equipos renunciaron a la lógica y así Labaka y Ansotegi terminaron el partido como delanteros, pero el de de Berriatua no acertó con el último remate. Así la Real perdió y deberá analizar cómo poner fin a la sangría goleadora.