Raimundo Fitero
Los ex
Hay teorías sociológicas, sicológicas, libros de auto-ayuda, series, películas, novelas, chistes, canciones y refranes en donde se desarrolla las circunstancias del ex, la manera de convivir, de excluir, olvidar o de asumir que existen ex compañeros de trabajo, ex maridos, ex suegros, ex entrenadores, ex curas y todo lo que se quiera añadir, pero faltaba encontrar una justificación para convertir a los ex presidentes en pensionistas vitalicios con posibilidad de enriquecimiento más allá de sus capacidades profesionales. El estatuto de ex forma parte de la historia del choteo de la clase política frente a sus súbditos. No hay ni un argumento justificativo de un sueldo vitalicio de entre los ochenta mil y los cien mil euros anuales, más oficina, secretarias, coche oficial y escolta, a cargo del erario público de por vida.
Admito que deben tener una protección durante un tiempo prudencial, para que no hablen demasiado, para que vayan aterrizando en la vida civil, etcétera, pero que sea compatible el cobrar esa pensión, más poder ejercer cualquier otra empleo remunerado con las cantidades que se han descubierto estos días que cobran González y Aznar (pero no olvidamos a Ardanza y otros cuantos más), por asesorar a una compañía de gas y a una eléctrica, empieza a ser motivo de motín. Esto se llama corrupción institucionalizada. Son empresas privadas, pero que eran públicas hace muy poco y probablemente ellos, esos presidentes, firmaron algún documento de privatización que significa dar a unos amigotes o personajes cercanos del partido unas instalaciones y servicios del Estado que se han hecho grandes e internacionales gracias al trabajo de todos, y que ahora lo rentabilizan unos pocos.
Es tan abusiva esta situación que se está resquebrajando la escasa confianza en esta clase de cínicos y uno desearía que absolutamente todos, se convirtieran hoy mismo y de forma fulminante, en ex políticos. Que volvieran a sus clases de instituto, a sus consultas o a sus despachos a ganarse la vida honradamente. ¿Le dirán esta gente a sus madres que son políticos o les seguirán mintiendo diciéndoles que trabajan de pianista en un puti club para no disgustarlas?