Roberto Mancini lo definió a la perfección: «Edin Dzeko es un futbolista que decide campeonatos». No le falta razón al entrenador del Manchester City. El bosnio formó, junto al brasileño Grafité, una pareja demoledora en el Wolfsburgo que ganó la Bundesliga de 2009. La pasada campaña el equipo no reeditó el éxito colectivo, pero Dzeko concluyó la temporada como máximo realizador liguero.

Durante todo este tiempo su progresión no ha pasado desapercibida para los clubes más poderosos de Europa. Distintos medios habían apuntado repetidamente al interés de Real Madrid, Juventus y, sobre todo Milan, por hacerse con sus servicios.

Los rossoneros trataron de contratarle en repetidas ocasiones pero la decisión del futbolista, en primer lugar, y la de su club, después, impidieron el acuerdo. Finalmente ha sido el Manchester City el que se ha llevado el gato al agua. Los Sky Blues han pagado 37 millones y han saciado las pretensiones económicas de los germanos.

El desembolso vuelve a ser tremendo en medio de una locura derrochadora que parece no tener final. Desde su llegada al Manchester City, el grupo inversor procedente de Abu Dhabi que controla la entidad ha gastado más de 300 millones de euros en futbolistas.

Cifras que adquieren una mayor dimensión teniendo en cuenta que el equipo no ha sido capaz de ganar ningún título. Es por ello que el fichaje de Dzeko parece un salto cualitativo. Los citizens se encuentran en segunda posición de la Premier -igualados a puntos con sus vecinos del United, pero habiendo disputado dos partidos más- y no contaban con un delantero centro de garantías en vista de que el rendimiento de Adebayor y Santa Cruz -cedido ya al Blackburn- no ha sido el esperado. La llegada del bosnio parece determinante para continuar en la pugna liguera.

Un nueve moderno

Dzeko encarna a la perfección el prototipo del nueve moderno. Alto, mide 1'92 metros, cuenta con muy buena coordinación y movilidad, buen manejo de las dos piernas y es un rematador de cabeza imponente. Sus números no dejan lugar al debate, 66 tantos en 111 choques con el Wolfburgo. Es decir, más de un tanto cada dos encuentros. Lo mismo ocurre con sus 17 goles en 31 partidos con la selección de Bosnia.

Nacido el 17 de marzo de 1986 en Sarajevo, creció en un país asolado por la guerra. En lo futbolístico dio sus primeros pasos en el Zeljeznikar antes de saltar al fútbol checo en 2005. El Teplice fue su primer destino fuera de Bosnia y no tuvo un inicio fácil, ya que pronto fue cedido al modesto Usti Nad Labem.

A su regreso comenzó a asomar la cabeza en la campaña 2006-2007, en la que anotó 13 tantos. Su rendimiento no pasó inadvertido para varios clubes de la Bundesliga y finalmente fue el Wolfsburgo el que se hizo con sus servicios. Para ello fue determinante la insistencia de Felix Magath, ya que el técnico apostó por el delantero e invitó al club a pagar cuatro millones de euros por su contratación.

Su impacto en la Bundesliga fue inmediato, en sus primeras 11 jornadas anotó cinco tantos y dio cinco asistencias. Su eclosión llegó el siguiente curso, donde se convirtió en figura clave para lograr la Bundesliga con sus 26 tantos en 32 choques.

Goles que, unidos a los 30 de su compañero Grafité, provocaron estragos entre todas las defensas del campeonato. El pasado curso, estreno en Champions League mediante, las cosas no rodaron como el Wolfsburgo deseaba pero a Dzeko le quedó el consuelo de ser el máximo realizador de la Bundesliga con 22 dianas.

Ahora, junto a otro recién llegado como el israelí y ex del Barça Assulin, inicia una nueva etapa en la que también espera triunfar. Los hinchas del City ya esperan sus tantos.