Raimundo Fitero
Anti-sistema
Primero habría que delimitar el propio sistema. O a qué se refieren cuando hablan de sistema. Pero sobreentendiendo que se trata al juego de pesos y medidas que sirven para controlar y proporcionar la noción colectiva de vida democrática, los anti-sistemas crecen, pero de una manera exponencial. En este preciso en el que junto letras, los medios de comunicación nos reproducen un mantra tan conocido que empieza a convertirse en un ruido ambiental inane. Las redadas multitudinarias ordenadas por el excelentísimo señor juez con perrita, la supuesta desmantelación del «mayor laboratorio de cocaína de Europa», y todo lo que se vierte desde un lado y otro a causa del ataque violento sufrido por el Consejero de Cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz, nos colocan ante la duda metodológica, donde están los pro-sistema y dónde los anti-sistema.
En el fondo de las tres noticias aparece la sombra meliflua de Alfredo Pérez Rubalcaba. El Mourinho de ZP. Con antecedentes para sospechar de todo lo que dice, aunque sea la hora. Y como tiene todo el fondo de reptiles domesticado, hace y deshace, provoca, magnifica, aprieta, afloja. O sea, es el sistema, el anti-sistema y el pro-sistema, dependiendo del día, la hora y sus necesidades inmediatas. Un fenómeno político, policial, mediático. Un peligro.
No obstante donde la falta del mínimo respeto al supuesto sistema, es decir al juego limpio político, se ha manifestado en su mayor virulencia es el caso de la paliza al consejero murciano. Desde entonces se han escuchado tantas barbaridades, que hay que sospechar directamente de todos. O sea, de todos, sin excepción. Pero donde, como siempre, se superó lo anti-sistema para acercarse al pre-golpismo, fue en Intereconomía, donde un comentarista con parche en un ojo, dejó caer que este caso era igual que cuando en 1930 los sindicatos y partidos de izquierda fueron agrediendo y matando a las gentes de bien. Estos no paran. Le quieren colocar la agresión a la «extrema izquierda». Y dan palos a todos, especialmente a los denominados por ellos anti-sistema. El muchacho detenido con urgencia va a enterarse de verdad, a hos- tias, lo que es el sistema.