Jon-Mirena Landa (*) Ex director de DDHH del Gobierno Vasco
Educación para la paz o la «guerra de los clones»
El Gobierno Vasco del PSE acaba de presentar a la opinión pública las «nuevas» unidades didácticas que pretenden sean el soporte pedagógico principal a la hora de hacer presentes a las víctimas del terrorismo en las aulas. Esta iniciativa, sin embargo, está siendo acompañada de forma insistente por algunas afirmaciones inexactas que, entendemos, deben ser aclaradas para que los educadores y educadoras de nuestro país, y la sociedad en su conjunto, tengan los suficientes elementos de juicio que les permitan, con madurez y responsabilidad, tomar la decisión de usar o rechazar dichos materiales.
Desde el actual Ejecutivo se viene afirmando que el anterior Gobierno de Ibarretxe puso sobre la mesa dos unidades didácticas («Dando pasos hacia la paz. Bakerako Urratsak» e «Historias que nos marcan») para abordar el espinoso reto de hacer presente a las víctimas en el sistema educativo vasco. Y sobre esa afirmación han dado a conocer a la prensa la semana pasada su «reformulación» dentro del a su vez «reformulado» Plan de Convivencia Democrática y Deslegitimación de la Violencia.
Pues bien, la unidad didáctica «Historias que nos marcan» nunca fue impulsada por el anterior Gobierno Vasco. Desde un principio fue rechazada por sus contenidos excesivamente parciales en la visión de las víctimas y porque no estaba ni trabajada ni desarrollada para su incorporación al sistema educativo. Precisamente su enfoque parcial motivó la creación de una nueva unidad didáctica que tras tres años de duro trabajo, formación del profesorado, evaluaciones rigurosas y dos proyectos piloto con algunos centros educativos voluntarios, generó una unidad didáctica consolidada, equilibrada, negociada y rica en propuestas. Su vocación era dar a los centros una «caja de herramientas» para que trabajaran los derechos humanos y la educación para la paz en Euskadi desde su responsabilidad y compromiso. Tendiendo la mano en este difícil reto pero con respeto y confianza hacia la comunidad educativa y sus profesionales. Dicha unidad preveía testimonios escritos y no descartaba testimonios directos y presenciales, pero dejaba a la autonomía de los centros la metodología y los contenidos concretos con una guía segura: el planteamiento global y no partidista de que el marco de abordaje era no las víctimas, sino los derechos humanos con base en los principios avalados por Naciones Unidas de universalidad, indivisibilidad e interdependencia de todos ellos.
La semana pasada, sin embargo, el Departamento de Educación del Gobierno Vasco ha presentado «reformulada» la unidad -en su día ya rechazada- «Historias que nos marcan» y ha creado, como hizo con el Plan Vasco de Educación para la Paz y los Derechos Humanos, un nuevo «clon»: esto es, sobre la otra unidad didáctica trabajada y pulida en las aulas y a través de instrumentos de evaluación científicamente homologados, ahora, «Dando pasos hacia la paz. Bakerako Urratsak» ha sufrido una «operación de trasplante». Ni siquiera se han tomado la molestia y el trabajo de hacer una nueva y diferente, sino que han introducido los cambios simbólicos y cosméticos justos para asegurar que este instrumento responde a la letra del reformulado plan de deslegitimación. Son reformas, sin embargo, que no responden a criterios pedagógicos, sino políticos, y que minan el potencial transversal y prepolítico de la unidad.
Como botón de muestra de los cambios, se han preocupado de hacer desaparecer toda referencia a la tortura o bibliografía «desafecta»: esto es, aportaciones de educación para la paz de organizaciones tan «peligrosas», por ejemplo, como Baketik (Arantzazu). Han quitado testimonios como el de Arantza Lasa, hermana del torturado, asesinado y enterrado en cal viva José Antonio Lasa junto a José Ignacio Zabala con directa implicación, por cierto, del Gobierno socialista de entonces. Han «limpiado» la bibliografía «desafecta», pero también referencias culturales al Athletic o la Real, a la llegada vasca al Everest, a Tejero, a protestas obreras, al surgimiento del rock vasco... Han quitado también un testimonio de una víctima de la violencia policial (la hermana de Mikel Salegi) o referencias a Santi Brouard y Josu Muguruza. Han suprimido menciones a las evaluaciones científicas que hizo la Universidad del País Vasco para las anteriores unidades y que eran el reflejo de su blindaje objetivo en términos de imparcialidad (que no neutralidad). Y, en su lugar, han introducido toda suerte de literatura y bibliografía de personas víctimas de ETA o de sus organizaciones, sobreabundando en la que ya había antes cuidadosamente seleccionada pero, ahora, sin distingos ni freno entre estilos y contenidos, unos más conciliadores pero otros directamente ofensivos y reactivos en pura clave de combate político. El intento de que estos contenidos, junto a nada más y nada menos que una sentencia penal de la Audiencia Nacional (confundiendo «verdad judicial» con consenso social), o una lista prácticamente unilateral de testimonios de víctimas de ETA, sean objeto de presencia en las aulas es cuando menos un desatino por parcial y falto de equilibrio. Y todo ello, una vez más, al margen de un contraste serio con la propia comunidad educativa.
Creemos que, en honor a la verdad, deberían cambiar el nombre a la unidad didáctica «Dando pasos hacia la paz. Bakerako Urratsak» para evitar equívocos y manipulaciones, ya que los cambios realizados, cosméticos y simbólicos en su mayoría, desequilibran y transforman ese instrumento pedagógico mutando, de forma irreversible, su alma, sentido y principios inspiradores. Desgraciadamente, en vez de avanzar en la educación para la paz, en vez de ir «dando pasos hacia la paz» sentando bases de reconciliación y acercamiento, asistimos a otro capítulo de lo que podría denominarse de forma metafórica una «guerra» de unidades didácticas: la «guerra» de los clones.
(*) Junto a Jon-Mirena Landa, firman este artículo Marije Apodaka (Psicóloga), Gotzon Quintana (Profesor de Filosofía) y Beatriz Ugarte (Asesora de Educación Secundaria)