El primer ministro irlandés Brian Cowen tuvo que enfrentarse en la noche de ayer a un voto de confianza en el seno de su grupo parlamentario, una experiencia a la que sólo han tenido que someterse cinco líderes de Fianna Fáil en los 83 años de su partido.

Los problemas de Cowen comenzaron en una cena que definitivamente le ha sentado mal a la carrera del primer ministro irlandés. Fue una cena que siguió a un partido de golf con Seán FitzPatrick, el director de Anglo-Irish Bank, uno de los principales bancos irlandeses.

El encuentro en el campo de golf lo relató FitzPatrick durante una entrevista con dos periodistas irlandeses y fue admitido a regañadientes por Cowen, posiblemente considerándolo un mal menor, y negando que durante el recorrido de los 18 hoyos se mencionara en ningún momento el agujero económico del banco, que fue nacionalizado sólo tres meses después.

El que durante la cena en el campo de golf se les unieran Gary McGann, un ejecutivo de la transnacional papelera Smurfit Kappa que trabajaba en Anglo-Irish en ese momento, y Alan Gray, que había sido nombrado miembro del consejo del banco central irlandés por Cowen, sólo salió a la luz durante la intervención parlamentaria del diputado de Sinn Féin Caoimhghín Ó Caoláin.

Casualmente, en el día que FitzPatrick y Cowen cenaban, un activista republicano celebraba su boda en el mismo club de golf..., y una cosa llevó a otra, y a Cowen le ha llevado al enfrentamiento con su partido y a tener que hacer frente a un voto de censura en el Parlamento promovido desde los escaños laboristas.

Cowen puede haber sobrevivido por el momento a los primeros 17 hoyos, pero sabe que cuando llegue al 18, habrá perdido definitivamente el partido. Le salen candidatos para intentar arrebatarle su cargo hasta de debajo de las piedras, como los ministros Mary Hanaffin o Micheal Martin, que ya han advertido que en esta votación secreta entre los diputados de Fianna Fáil, Cowen no podrá contar ya con su apoyo.

Su ministro de Finanzas, Brian Lenihan, le apoya mientras organiza en la sombra a sus huestes para este asalto al poder. Las elecciones anticipadas, que se celebrarán en el próximo mes de marzo, se adivinan como una carnicería para el partido, que podría ver reducido drásticamente su número de diputados de los 75 actuales a una veintena si se cumplen los augurios de las encuestas, pero la mayor carnicería se producirá justo después de esas elecciones, cuando Fianna Fáil tenga que enfrentarse a la elección de un nuevo líder tras la debacle en las urnas.