Nos tiene manía», escribía un analista en una cabecera castellana tras leer un editorial de «Financial Times» de setiembre pasado. Y eso que el «FT» no se mostraba presuroso por abrir las puertas a la expresión política de la izquierda abertzale tras el anuncio parcial de alto el fuego comunicado por ETA. Pero, ay, llanito «los que nos roban Gibraltar» apuntaban maneras: pronto habría que mover ficha en Euskal Herria.

«Nos tiene manía el Financial Times», voceaban de nuevo los opinantes de la patria vecina, en esta ocasión por la publicación en el oráculo de la City de un artículo crítico con la gestión económica del Gobierno Zapatero. Las cuentas no son lo mío, pero parece sensato que una publicación de nombre Financial no aplauda a ese Zapatero de las «reformas, reformas y reformas» ni haga la ola a su gobierno cuando atesora un índice de desempleo del 20%.

«Nos tiene manía», corearán de nuevo, porque no hay derecho a que desde los templos capitalistas ante los que se arrodilla ZP vendan recomendaciones aún más exigentes sobre Euskal Herria a un estado que promueve juicios sin que exista delito para ocho años después decir que no es perseguible una asamblea de cargos electos por mucho que ésta tenga vocación soberanista.

El FT vuelve a manchar tinta con este país en el que se ha abierto un proceso hacia la paz que los vascos queremos, sentimos y haremos irreversible.

A París le pilla el consejo con el pie cambiado. Para más señas, achicando agua de esa barca en la que se bambolea Alliot-Marie, abucheada en Gaza sólo días después de que pusiera en evidencia su escasa maestría diplomática al ofrecer policías al hoy ex dictador de Túnez para que éste respondiera con balas a la sed de libertad de un pueblo amordazado.

La red ha multiplicado el grito de libertad de los tunecinos, el de los vascos que no quieren las balas pero tampoco los arrestos, como también ha propagado hasta París la causa por los derechos políticos y civiles que abandera la ahora candidata Aurore Martin.

En estas estaba cuando he leído que, entre redada y redada, Rubalcaba ha amonestado al jurado de los Premios Internacionales de Periodismo por declarar desierto el galardón correspondiente a mejor político español de 2010. Ay, llanito, qué coraje tengo: ya no sólo es el «Financial», ¡también esos «corresponsales extranjeros de m...» nos tienen manía!