TRAS LA ÚLTIMA OPERACIÓN POLICIAL
Demostración de firmeza ante los sabotajes al proceso
Una nutrida manifestación recorrió ayer las calles de la capital navarra para demandar al Gobierno español que ha llegado la hora de prescindir de operaciones policiales como la desarrollada la madrugada del martes, y de propiciar un escenario democrático y sin violencia.
Alrededor de diez mil personas llegadas desde distintos puntos de Euskal Herria secundaron el llamamiento de urgencia realizado por los firmantes del Acuerdo de Gernika para denunciar la decena de arrestos ocurridos esta misma semana.
Haciendo frente al intenso frío que azotaba Iruñea y previstos para ello de gorros, bufandas y guantes, los miles de ciudadanos allí reunidos asumieron el importante papel que juega la ciudadanía vasca en este proceso en marcha. Como precisarían después Oihana Agirre, del movimiento pro amnistía, y Xabier Barber, de ESK, ambos en nombre de la treintena de firmantes del Acuerdo de Gernika, «con el esfuerzo de todos lo conseguiremos, porque Euskal Herria quiere y necesita un escenario de paz y libertad. Todos los que queremos que ésta sea la buena, la de verdad, tenemos que unir nuestras fuerzas por encima de siglas y adscripciones políticas. Ni el Estado español puede arrebatar a este pueblo su esperanza de paz y su anhelo de libertad».
El enfado y la rabia por la actuación policial estuvo latente en todo el recorrido. Gritos como «¡aquí se tortura como en la dictadura!», «Ez, ez ez, torturarik ez!» y «atxilotuak askatu!» se escuchaban antes de que la pancarta fuera desplegada en los alrededores de los cines Golem. La denuncia también se hizo patente al paso de la sede del PSN, en el Paseo Sarasate, ante la que se pudieron escuchar lemas como «¡Rubalcaba torturador!», «PSOE, GAL, berdin da!»
Desde el escenario improvisado en el quiosco de la Plaza del Castillo, Agirre y Barber lanzaron un mensaje nítido al Ejecutivo de Madrid y al resto los poderes del Estado: «Que dejen a Euskal Herria hacer su camino a un escenario de paz y soluciones democráticas y que tome las medidas necesarias para la normalización política».
Advirtieron, en este sentido, que «hacer «la bolsa» o dar palizas en comisarías y cuartelillos es violencia que no estamos dispuestas a tolerar» .
Tras recordar que el 10 de enero la organización armada ETA aceptó los mínimos democráticos exigidos en el marco del Acuerdo de Gernika con el alto el fuego permanente general y verificable que ha asumido, animaron al Estado español a que comience a respetar los derechos humanos de los y las ciudadanas vascas.
La manifestación unitaria fue encabezada por representantes de los agentes sindicales, políticos y sociales que suscriben el Acuerdo de Gernika. Entre ellos se encontraban caras conocidas como la de los dirigentes de la izquierda abertzale Marian Beitialarrangoitia, Jone Goirizelaia o Rufi Etxeberria; Peio Urizar, de EA; Oskar Matute, de Alternatiba, o Patxi Zabaleta de Aralar.
Los portavoces de cada formación emplearon los minutos previos a la marcha para hacer sus reflexiones. De este modo, la izquierda abertzale, en declaraciones de Marian Beitialarrangoitia, envió tres mensajes al Gobierno de Zapatero: «primero, que si cree que con esta actitud va a mover un solo milímetro a la izquierda abertzale en el camino emprendido está muy equivocado; en segundo lugar, que ante más represión contestaremos con más proceso democrático, y en tercera instancia, que si insiste en su actitud violenta se va a encontrar de frente a Euskal Herria».
Tras los agentes, una pancarta que rezaba «Aski da! Nunca más!» acogía a los familiares de los últimos detenidos.
Al final de la marcha se conoció la noticia de que los cuatro navarros que quedaban por comparecer ante el juez Fernando Grande Marlaska habían sido enviados a prisión. El calor de la solidaridad se hizo más apreciable aún y los gritos de «atxilotuak askatu!» más rotundos.
Jóvenes que portaban cámaras de cartón con el logotipo de Apurtu Telebista pusieron el punto de humor a la marcha animando a gritar a los manifestantes en defensa de este proyecto comunicativo criminalizando tras la última redada.
Asimismo, entre la multitud también se podían ver pancartas provenientes de distintos puntos de Iruñerria. Los vecinos de Barañain, por ejemplo, partieron en columna humana hasta el punto de partida de la marcha, en la que se incorporaron. Otra pancarta, suscrita por la sociedad Garrazta de Zizur Nagusia y que fue registrada por el instituto militar, también denunciaba este operativo policial.
La manifestación presidida por una gran pancarta en la que se declara en euskara «En el camino de la paz. Soluciones democráticas. No más detenciones» arrancó a las 17.40. Veinte minutos después, sin embargo, había gente en los alrededores de los cines Golem aún sin poder sumarse a la manifestación debido a su magnitud.
El frío apremiaba y la pancarta asomaba cuarenta minutos después por la Plaza del Castillo, donde denunciaron que el Estado pretenda «poner obstáculos en el camino que Euskal Herria está haciendo hacia un escenario de paz y soluciones democráticas». En este sentido, se mostraron convencidos de que la operación policial buscaba «hacer fracasar el proceso democrático que está en marcha».
Las miles de personas que acudieron dejaron claro que «no están por la labor de conceder ningún poder al Estado». Los firmantes del Acuerdo de Gernika se reafirmaron en el «compromiso por solucionar democráticamente el conflicto que sufre Euskal Herria, siguiendo para ello el Acuerdo de Gernika como hoja de ruta en la defensa de los derechos de todas las personas».