Atentado en un aeropuerto de la capital rusa
Un atentado suicida en Moscú causa 35 muertos y alarma total
La explosión registrada en el aeropuerto de Domodédovo, el mayor de Rusia, provoca también unos 170 heridos. Las autoridades investigan cómo se logró introducir el artefacto en una zona muy vigilada. Medvedev ordena redoblar las medidas de control en las terminales de transporte.
GARA | MOSCÚ
Esta vez ha sido el aeropuerto internacional de Domodedovo, en las afueras de Moscú. Un kamikaze hizo estallar una carga explosiva en la cola de espera de la terminal de los vuelos internacionales dejando un saldo provisional de al menos 35 muertos y 40 heridos, varios de ellos de extrema gravedad.
La explosión tuvo lugar a las 16.32 hora local en la zona de llegada de los vuelos internacionales del aeropuerto, situado en el extrarradio de la capital rusa. Fuentes policiales aseguraron que la potencia de la deflagración fue equivalente a entre 5 y 7 kilos de TNT.
Coincidiendo con la llegada de un vuelo procedente de Londres, los testigos y supervivientes escucharon hasta dos explosiones cuando hacían cola entre una multitud de gente que esperaba la llegada de los pasajeros -en torno a esa hora se esperaba el arrivo de vuelos proce- dentes de El Cairo, Tokio, Dusseldorf, Ho Chi Min y Odessa, entre otros orígenes, además del vuelo procedente de la capital británica.
«Yo estaba en mitad de la cola, delante mío había un hombre. Tras la explosión, se dio la vuelta ensangrentado y con los restos de las entrañas de las víctimas. Le pregunté si estaba vivo. Me respondió con un sí», narró un testigo, Serguei, a la radio Rousskaia Sloujba Novostiei.
Dimitri contaba a City FM que estaba con un amigo en Llegadas esperando a un conocido que volvía de Alemania. «Estábamos a 15 metros de la explosión, junto al Café Asia, justo detrás de una columna. Eso nos ha salvado», afirmó.
Fuentes policiales identificaron a tres sospechosos de origen caucásico como los responsables del atentado y aseguraron que llevaban tiempo viviendo en la región moscovita.
Asimismo, aseguraron haber hallado la cabeza de un varón de unos 35 años de rasgos árabes que identificaron como el presunto kamikaze.
El presidente ruso, Dmitri Medvedev, ordenó redoblar las medidas de seguridad en las terminales de transportes.
Medvedev criticó el hecho de que «ni de lejos se cumplen las medidas de seguridad adecuadas» y ordenó a las autoridades que «tomen medidas».
Fuentes de los servicios de inteligencia rusos aseguraron que esperaban algún atentado de este tipo pero en el aeropuerto de Zelenograd, al norte de la capital moscovita, donde estarían concentradas las milicias y los servicios de vigilancia.
Medios de comunicación locales insistían en el hecho de que el o los autores del atentado podrían haber visto facilitada su labor de introducir explosivos habida cuenta de que los controles en los aeropuertos rusos son aleatorios.
Se vuelve a cumplir el ritual. Cada vez que se registra un atentado en Rusia -y desgraciadamente sus habitantes tienen larga experiencia al respecto-, el Kremlin reacciona criticando la falta de medidas de seguridad y ordenando más mano dura.
Bloqueo y taxistas
El aeropuerto de Domodedovo quedó cerrado, tanto para entrar como para salir, informó Pablo González, colaborador de GARA en Moscú. A este bloqueo se le unió el corte de la red que utilizan los móviles por miedo a bombas que pudieran ser activadas a distancia por una llamada o un sms.
A pesar de todas estas medidas, al poco tiempo empezaron a aparecer en las redes sociales detalles del atentado publicados por testigos y familiares de gente atrapada en el aeropuerto.
Así, un testigo de los hechos usuario de la red social twitter publicaba que los muertos serían más de 70, mientras que los heridos superarían el centenar, cifras bastante superiores a las oficiales.
Otro usuario explicaba que los médicos sólo retiraban a los heridos, porque los cuerpos de los fallecidos debían permanecer en el lugar de los hechos para que la Policía pudiera investigar lo sucedido e identificar al suicida.
Algunos empezaron a publicar espeluznantes fotografías del lugar de los hechos.
Finalmente por el internet rusohablante corría el rumor de que el propio presidente del país se enteró del atentado por medio del twitter, del cual es usuario activo. Hecho este para nada descartable ya que su primera reacción se produjo precisamente por twitter.
Otro hecho que destacaron muchos usuarios e incluso medios de comunicación es que el colectivo de taxistas de la ciudad volvió a mostrar su peor cara. Como ya ocurrió después del atentado del 29 de marzo del año pasado, multiplicaron sus tarifas por diez, llegando a pedir entre diez mil y veinte mil rublos (entre 250 y 500 euros) por un trayecto que normalmente suele costar poco más de mil rublos (25 euros).
El sistema circulatorio de Moscú normalmente no da abasto para todos los coches que circulan por la ciudad, y son muy habituales los atascos. En casos de emergencias graves esto se pone de manifiesto más que nunca.
El colapso después del atentado afectó, aparte de a los usuarios, a las ambulancias del Ministerio ruso de Emergencias. En esos momentos había en el aeropuerto todavía decenas de personas heridas, algunas muy graves.
«El puesto de pequeños auxilios es demasiado pequeño para un aeropuerto donde llegan miles de personas», denunció Pavel, testigo de la explosión.
En el momento de la explosión, cientos de personas esperaban la llegada de familiares y amigos a bordo de treinta vuelos, quince de ellos internacionales. Muchos de los heridos fueron ingresados con heridas de metralla, ya que el artefacto explosivo portaba piezas metálicas para aumentar su impacto.
El presidente de EEUU, Barack Obama, condenó el «atroz acto de terrorismo contra el pueblo ruso» cometido en el aeropuerto moscovita de Domodedovo y manifestó la disposición de su país a prestar asistencia a las autoridades rusas.
La Unión Europea se mostró «escandalizada» por el atentado. Van Rompuy instó a «castigar» a sus autores, Durao tachó de «cobarde» la acción y Buzek, que la tildó de «acto inhumano», señaló que «terrorismo y violencia jamás pueden ser justificados».
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, condenó el atentado suicida cometido ayer en un aeropuerto de Moscú y ofreció reforzar la cooperación «antiterrorista» de la Alianza con Rusia. «Ésta es una amenaza común que debemos afrontar unidos», afirmó.
Nicolas Sarkozy condenó el «odioso» atentado que consideró «bárbaro y cobarde». También Angela Merkel y Guido Westerwelle condenaron este «cobarde y brutal asesinato», que calificaron de «acto de barbarie injustificable».