La Real igualó en Villarreal, en el ecuador de la temporada, el récord de remontadas rivales al sumar la sexta derrota en Liga en partidos en los que se había adelantado, a las que hay que añadir la de Anoeta contra el Almería en partido de Copa, la única en la que perdió tras disponer de una renta de dos goles.

La de Villarreal es la undécima vez que la Real se pone por delante y se deja empatar esta temporada. En siete luego salió derrotada y, en todas menos una, en la segundas parte. En otra sólo sumó un punto. Por el contrario, cuando se adelantó el rival, sólo remontó un resultado adverso en El Molinón (1-3) y empató en sus partidos al Real Madrid y al Zaragoza, aunque al final perdió en estos dos casos.

Es decir, la Real ha perdido todos los partidos en los que se adelantó el rival menos el de Gijón y ha permitido al contrario siete remontadas en 22 partidos oficiales, cuando el récord negativo del club de una temporada completa en competición liguera estaba en seis.

En Almería en Liga la Real se puso por delante dos veces y sólo sacó un punto. En Iruñea, Osasuna dio la vuelta en cinco minutos al 0-1 de Tamudo, en Alicante el Hércules remontó el tanto de Griezmann con dos goles en seis minutos, el Atlético marcó tres en doce minutos tras adelantarse la Real por mediación de Llorente, que también marcó primero ante el Valencia, que remontó con dos goles al final del primer tiempo y del partido. Ante el Sevilla, la Real se adelantó dos veces, y la segunda vez fue remontada con dos goles en dos minutos. Y en la Copa la Real se fue al descanso con dos goles de renta y el Almería empató en cinco minutos.

Marcar primero es importante

En el fútbol actual marcar primero es muy importante y hay que saber aprovecharlo mejor. Ir por delante da tranquilidad y confianza al equipo que gana y le permite estar bien colocado sin asumir riesgos y salir a la contra con espacios por los que tiene que tomar el rival. Además, la Real tiene un equipo con jugadores apropiados para salir a la contra, como lo demuestra la gran aportación goleadora de su línea de tres. Los ejemplos de Gijón y Getafe pueden valer.

Dentro del proceso de crecimiento del joven equipo blanquiazul, la Real tiene que aprender a cortar el ritmo del partido, a perder tiempo, a poner nervioso al rival y peca de lo contrario. Es excesivamente deportivo, no hay ningún jugador que pierda medio minuto en el suelo tras recibir una falta, y además es demasiado atrevido. Sus laterales han subido sistemáticamente al ataque incluso en ventaja, se sacan las faltas o los saques del portero muy rápido y se asumen riesgos innecesarios. Porque todo el mundo habla de lo que hizo Markel en el primer gol, pero la raíz del problema está en el error de Bravo de poner en juego el balón demasiado rápido sin necesidad para dárselo en una situación nada ventajosa a un pivote defensivo que estaba rodeado de contrarios.

Varios de esos goles se encajan a la contra o en pérdidas de balón en campo propio en los últimos minutos de los dos tiempos o en faltas que se conceden al rival sin necesidad.

Porque no es sólo digno de análisis la cantidad de remontadas y la forma en la que se encajan los goles. También los minutos son significativos. En cuatro de las siete remontadas la Real encaja dos goles en menos de seis minutos y en otra recibe tres en doce. Hay que intentar acusar menos los golpes.

Y once de esos goles los recibe en los últimos minutos de cada parte y dos en el inicio del segundo tiempo, que son los momentos claves en el plano psicológico en un partido. Jugarlos mejor ayudará en el futuro.