Cada día que pasa, gracias a los que dirigen nuestras vidas, somos un poquito más pobres que ayer. ¿En qué me baso para afirmar tal cosa? Es muy sencillo, basta con observar nuestro acontecer diario: Nuestra nómina, (aquello que nos pagan por dejar temporalmente nuestra fuerza de trabajo al servicio de intereses ajenos, los del patrón), o ha sido reducida o se ha mantenido en los últimos tiempos. Lo que podíamos adquirir con ella se ha visto encarecido en una escalada paulatina que no tiene visos de parar. Hace bien poco la voracidad del depósito de gasolina de tu automóvil era totalmente satisfecha con unos 35 euros, ahora son cerca de 70 los que tienen saciar su voracidad pantagruélica. Las distancias recorridas son las mismas. La subida de la gasolina forzará la subida del resto de las mercancías que de alguna manera, bien en su fabricación, bien en su transporte esté implicada. La gasolina se ha encarecido, dirás. En absoluto, querido lector. El barril de petróleo ha ido descendido casi a la mitad del precio en el que estaba hace unos años. Entonces hay alguien que se está enriqueciendo todavía más. Elemental, querido.

Cada día que pasa, gracias a los que controlan nuestros cuerpos, nuestra salud ha empeorado un poquito más. ¿Necesitas una resonancia? Más vale que metas tu cabeza en una olla y que el más solicito y agreste de tus colegas le arree un sartenazo. Única manera de conseguir una resonancia antes de que el miembro que lo requiera se haya desprendido de tu cuerpo. ¿Revisión ginecológica dices? No antes de la aparición de lapas y mejillones adultos. Para caprichos, ya están consultas y clínicas privadas.

Cada día que pasa, gracias a los que gobiernan nuestras mentes, somos un poquito más imbéciles. Para los más pequeñines, reducción del presupuesto para educación. Donde caben veinticinco caben treintaicinco. ¿Dvd en las aulas? Con lo bonitas que eran las filminas. Para los jóvenes, la Universidad al servicio de la empresa, del mercado, o del Capital que es lo mismo y muchos, muchos, máster por unos miles de euros. En vez de becas, créditos para que los pobres también puedan participar. Pagando. Es la igualdad democrática. Para los más mayores, televisión y fútbol mañana, tarde y noche para compaginar con los turnos de la fábrica hasta los 67. Después, gracias al alzhéimer y a las residencias de ancianos, el pisito que tantos años costó pagar retornará en tres o cuatro inviernos a sus verdaderos dueños merced a las mensualidades a pagar. Por el precio que cuesta pasar un mes en una residencia de ancianos podemos deducir que el anciano es acompañado en su deambular de la cama al comedor por varias médicas, un sinfín de enfermeros, docenas de mulatos y mulatas bailando el rayón, una orquesta de música y una banda de majorettes. La comida que ingieren los ancianos alimentados por vía nasal debe ser personalmente deconstruida por Ferrán Adría.

¿Conoce a alguien de CCOO o UGT? ¿Algún vecino de apariencia normal? Péguese a su oreja y demándele el porqué de su apoyo a las políticas citadas anteriormente. Si es por hijoputa o por bobo.