Tras solventar con éxito sus enfrentamientos con rivales de la zona media-baja de la Liga, el calendario del Athletic alcanza una de esas fechas marcadas en rojo. Los bilbainos visitan uno de los campos más complicados de la categoría, con un rival directo como anfitrión y los vicios de los últimos tiempos -duelos ante equipos de la parte alta, rendimiento a domicilio- como hándicap añadido.

Pero ese listón superior, en esta ocasión, no lo coloca el Atlético de Madrid. O al menos no exclusivamente. Viaja desde Bilbo, de la mano del propio Athletic. Y no sólo porque vaya a poner a prueba la crisis de los colchoneros -sólo han sumado una victoria en los siete encuentros que han disputado, entre Liga y Copa, desde que comenzó 2011-. Sino también, y sobre todo, porque al menos a nivel de resultados ha regresado del parón navideño en evidente trayectoria ascendente.

Tanto, que hoy puede enlazar tres victorias por primera vez esta temporada. Un triunfo que, además, tendría más lecturas positivas que nunca: permitiría a los rojiblancos mantener la sexta plaza, aumentar su ventaja respecto a un rival directo e incluso recortar distancias respecto a alguno de los equipos que le anteceden en la tabla, teniendo en cuenta que Espanyol y Villarreal se enfrentan hoy en Cornellá. Y también seguir mejorando una de sus estadísticas negativas, al enlazar tres desplazamientos en positivo, tras la victoria ante el Levante y el punto de Málaga. Una victoria, en definitiva, resultaría especialmente suculenta a nivel clasificatorio y anímico.

No quiere darle tanta trascendencia a la cita, al menos no públicamente, Joaquín Caparrós. Que sí sueña con los tres puntos, pero no tanto por la entidad del rival, sino porque «es el partido más inmediato» dentro de la maratón que aún debe disputar su equipo. «Todavía queda un mundo -recuerda-. Estamos bien clasificados, pero la semana que viene no sabemos. ¿De qué nos sirve ganar este partido si el sábado que viene no ganamos al Sporting?». Pues para no perder en dos jornadas lo que ha costado veinte alcanzar, por mucho que, efectivamente, quede un mundo por delante, para bien y para mal.

De momento para bien, según las «sensaciones» que percibe el técnico, que no se fía un pelo de la supuesta crisis del rival -«cuando fuimos el año pasado estaban en una situación parecida y nos ganaron», recuerda-, pero sí lo hace del momento que vive su equipo. «Si confiamos en nuestro trabajo y el equipo está a su nivel, somos optimistas para conseguir un resultado positivo. Tenemos que ir con la máxima humildad, pero también con mentalidad ambiciosa y con la máxima confianza de hacer un buen partido», subrayó.

Novedades

También con novedades en convocatoria y once titular. En la primera entran el recuperado Aitor Ocio y Ander Iturraspe -no así Urko Vera, que deberá esperar para debutar-, en detrimento de Díaz de Zerio y Ustaritz. El abadiñotarra, que sufrió un fuerte golpe en el tobillo durante el entrenamiento del viernes, ya pudo trabajar ayer, pero Joaquín Caparrós prefirió no incluirlo en la expedición.

En el once se mantiene la defensa -con Borja Ekiza incluido, por cuarto partido consecutivo, repitiendo esta vez junto a San José- y, en principio, se renueva el centro del campo. Más concretamente las bandas, con la entrada de Susaeta y Gabilondo por David López y Muniain.

Por parte del Atlético, la noticia -mala, desde el punto de vista bilbaino- pasa por la recuperación de Reyes y Agüero, que estarán en la formación inicial. Su entrenador Quique Sánchez Flores espera a un rival «joven, con fuerza y confianza», del que sobre todo le preocupa el juego aéreo y, lógicamente, su delantero estrella. «Hay que intentar jugar de forma que Llorente esté lejos», advirtió.