Una cita a ciegas para un interés común. Y a las primeras de cambio la química funcionó. Tal es así que el objetivo que acordaron resulto ser un éxito. Sí, la italiana Anna Torreta y la oscense Cecilia Buil sólo se conocían a través de Facebook. Dos escaladoras que, cada una con su propia evolución, se han convertido en especialistas de la escalada en hielo.

Una especialidad en el que las chicas apenas tienen presencia; sobre todo si nos fijamos en las actividades de mucho nivel. A pesar de esa negativa realidad que se da también en otras disciplinas del alpinismo, Torreta y Buil aunaron esfuerzos, apilaron kilos de motivación y mucha energía para poder hacer realidad un gran sueño: el endadenamiento de la histórica «Nuite Blanche» (Argentière). Una histórica línea de hielo que no ha pasado de moda y que fue cotada por sus aperturistas como WI7, aunque con el paso de los años y tras la modificación de sus estructuras heladas por los cañones de nieve de una estación cercana, dicha cotación fue rebajada y consensuada como WI6.

Dos largos duros por delante que fueron superados el pasado día 17 por esta cordada que les ha llevado a ser las primeras feminas que encadenan «Nuite blanche».

Y, como adelantábamos, todo viene de una cita en una pizzeria de Courmayeur, capital alpina donde reside Torreta. Al siguiente día, tal y como adelanta Buil, se fueron a por su objetivo: «Le dije a Anna si le parecía bien escalar «Nuite Blanche». Ella me constestó que las condiciones de las cascadas de Chamonix estaban muy mal a causa del calor de los últimos días. En Grand Montets hacía 1º positivo. Fuimos aprobar de todas maneras, ya que no teníamos mucho que perder: sólo el dinero del teleférico y una mañana».

Se alternaron

Buil ya conocía esta cascada desde el viaje que realizó junto a Iñaki Cabo hace ya 10 años, pero ahora quería escalar junto a otra mujer. Por eso contactó con Torreta, ya que son pocas las chicas que hacen escalada en hielo de nivel.

Finalmente se presentan ante la línea helada, y enseguida se dieron cuenta de que sus condiciones no estaban nada mal: «El hielo estaba seco, no hacía demasiado calor y la parte alta, aunque despegada de la roca, era suficientemente gruesa».

La primera tirada dura fue para Buil: «Es como un laberinto de hielo en el que tienes que encontrar el mejor camino entre techos y grandes volúmenes. Hacía días que nadie pasaba por allí, y seguramente llovió porque el hielo estaba liso, sin apenas gancheos».

Es decir, la oscense se hizo un largo bastante «virgen». La segunda tirada fue más homogénea, pero también vertical y mantenida, y la resolvió Torreta.

Sobre la importancia de este primer encadenamiento femenino, Buil señala que es una simple anécdota: «No le doy demasiado valor, ya que no hay demasiadas chicas haciendo hielo de dificultad».