Qué está sucediendo en la cuenca sur del Mediterráneo? ¿Es una casualidad, un movimiento organizado, un contagio, un cúmulo de circunstancias propicias para que se sucedan las revueltas populares? Los medios de comunicación nos informan desde un punto de vista teóricamente aséptico, como si lo que está sucediendo empezara y acabara en esas secuencias que nos ofrecen, como si se pudiera explicar con unas frases muy condensadas que, en ocasiones, tiene un claro contenido diplomático. O una tendenciosidad tan exacerbada que el humo parece incienso, los cuerpos sangrantes o lo armados fantasmas y las motivaciones simples impulsos del orden celestial. ¿Qué está sucediendo realmente?

El resto de los seres nos convertimos en testigos atónitos. Las explicaciones nos parecen de una simpleza burda. ¿Pueden derrocarse esos gobiernos tan apoyados por las potencias occidentales sin el consentimiento de las mismas? Si se siguen las noticias parece que todo forma parte de una consigna, de una campaña, de una organización que tiene sus símbolos, sus ritos. Empieza con la inmolación pública de algunos jóvenes para protestar de la falta de libertades. De ahí en adelante, van movilizándose las masas, se van enfrentando con las fuerzas del orden establecido y casi inmediatamente se producen reacciones desde el Poder instituido, casi siempre dinosaurios políticos con tintes autoritarios. Unos abandonan el país, otros cambian el gobierno por entero. ¿Tan importante es la presión de la calle?

Lo cierto, en primera lectura, es que se ha prendido un fuego, se ha incendiado un lugar de la tierra donde la estrategia geopolítica es de una sensibilidad enorme. Si miran el mapa, pueden asustarse. La duda es saber qué hay detrás de estas revueltas. ¿Quién lo va a capitalizar? ¿Hacia dónde va? ¿Qué quieren decir cuando dicen democracia? Televisivamente, hasta ahora, su repercusión es muy limitada. La censura, los cortes de señales, el barrido de las comunicaciones celulares han sido parte sustancial del conflicto. Para que no se comuniquen entre ellos y para que no se entere el mundo. ¿Nos enteraremos alguna vez de algo? Seguimos atentos a la pantalla.