Investigación sobre el campo de concentración de Urduña
«El día que entrevisté al primer ex prisionero no pude dormir de la impresión»
El periodista Joseba Egiguren (Laudio, 1964) ha sacado a la luz aspectos inéditos del campo de concentración de Urduña, localidad donde reside en la actualidad. Ésta es la primera vez que se realiza una investigación monográfica sobre este episodio histórico, casi olvidado durante tres cuartos de siglo. Sus detalles saldrán a la luz en forma de libro este mismo año.
¿Cómo surgió la idea de hacer esta investigación?
Surgió en una conferencia que la Sociedad de Ciencias Aranzadi ofreció en el año 2008 sobre la excavación de fosas y la exhumación de cadáveres de la guerra, en la que se hizo una mención a la existencia de un campo de concentración en Urduña. Pensé que era un episodio histórico olvidado, que aún no había sido investigado ni divulgado, y cuya verdad teníamos derecho a conocer. Así que al día siguiente me puse a buscar ex prisioneros y documentos. Me atrapó al instante.
¿Con qué problemas se ha encontrado?
Probablemente lo más difícil ha sido localizar a ex prisioneros que pudieran contarme sus recuerdos. Cuando estuvieron en el campo de concentración de Urduña eran adolescentes, pero hoy en día los que quedan vivos sobrepasan los 90 años. Por suerte, he encontrado algunos en Bizkaia, Gipuzkoa, Catalunya y Madrid. El otro gran obstáculo ha sido bucear en los archivos para completar el puzle de lo que ocurrió, porque la información que se guarda en los archivos, tanto militares como civiles, es tremendamente escasa y está muy fragmentada y dispersa. Por desgracia, sólo se ha conservado una mínima parte del enorme volumen de documentos que necesariamente tuvo que haberse generado en un centro como éste.
Usted ha conseguido entrevistar a algunos supervivientes de aquel campo de concentración. ¿Ha recogido algún testimonio especialmente emotivo o que le haya llamado la atención?
El día que entrevisté al primer ex prisionero no pude dormir de la impresión que me causó su relato. Me contó que había estado sólo un mes pero que, sin duda, había sido el peor de su vida. Que estaban llenos de miseria y piojos, medio muertos de hambre, helados de frío, que no podían subir las escaleras de la debilidad que tenían y que había un guardián, un sádico, que tenía un garrote como el mango de una azada, con el que pegaba palizas mortales a cualquiera que se cruzase en su camino. Su historia me pareció espeluznante.
¿Ha conseguido documentos gráficos de aquella época?
Afortunadamente, he descubierto una fotografía tomada dentro del campo, en la que se ve a varios centenares de prisioneros en uno de los patios del recinto a la hora del rancho. Me la ha cedido la nieta de un ex prisionero catalán y, que yo sepa, es la única que existe. Además, he encontrado el croquis del campo, varios sellos y membretes de documentos oficiales, tarjetas de clasificación, cartas personales de prisioneros, etcétera.
¿Puede afirmarse que el de Urduña fue el mayor campo de concentración en territorio vasco?
La capacidad máxima de reclusión que se asignó al campo de Urduña fue de 5.000 prisioneros, pero la ausencia de estudios sobre el resto de campos me impide hacer comparaciones. De todas formas, en un documento militar de agosto de 1938 sobre la capacidad de los campos de concentración que en esa fecha estaban en funcionamiento en la zona franquista, el de Urduña y el de Deusto figuraban en cuarto lugar, detrás de los de León, Santoña y Mérida. Es decir, Urduña fue uno de los mayores de todo el Estado. Iñaki VIGOR
