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Victoria sobre el Real Madrid (1-0) en El Sadar

El impulso que se necesitaba

Los rojillos le jugaron de tú a tú a la todopoderosa escuadra merengue, que exhibió un juego bastante ramplón para la nómina de futbolistas que tiene entre sus filas. Aranda capitaneó a los navarros con un partido muy completo que ayudó a creer en la sorpresa.

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OSASUNA 1

REAL MADRID 0

Natxo MATXIN

Necesitaba Osasuna una victoria de campanillas para enmendar su errático rumbo y la encontró ante un Real Madrid que venía ganando de manera poco convincente desde hace varias jornadas y que ayer se dejó media liga en El Sadar. Por contra, los rojillos fueron el equipo compacto y entregado que se espera de él en todos los envites.

Los de Camacho no se dejaron intimidar por la entidad del rival, que fue enredándose cada vez más en la tela de araña tejida por los locales. Con una férrea defensa -Damià y Sergio estuvieron sensacionales-, una medular que se vació -Puñal corrió hasta la extenuación- y una vanguardia liderada por un batallador Aranda, que trajo en jaque a sus marcadores, el once rojillo se trabajó un triple más que merecido.

Además, como cabía esperar, no salieron con la empanada de anteriores compromisos. Muy centrados, le pelearon el balón al Real Madrid y se personaron en la meta de Casillas con mayor asiduidad que los blancos en la de Ricardo. Era el Osasuna que todo el mundo quiere y que parece necesitar un rival de entidad para ponerse las pilas, pese a su acuciante situación.

En ese intento de impedir que el rival llevara la iniciativa, Osasuna presionó arriba y se vació en el robo de la pelota incluso hasta el punto de manejar con criterio el cuero, trenzando en el medio campo y llegando con cierto criterio. En diez minutos, los anfitriones ya habían transmitido a la grada suficiente empatía, gracias a un tiro de Corominas al borde del área y a un balón al que Pandiani no llegó por muy poco.

No es el que el Real Madrid estuviera excesivamente incómodo ante tal tesitura -intercaló elaboración con envío directo-, pues también llegó con peligro, como en una arrancada de Di María a cuyo centro no llegó por un pelo la cabeza de Benzema o un disparo del argentino desde fuera del área. Ello no fue óbice para que los navarros siguieran a lo suyo y, con un incansable Aranda pilotando el ataque, continuaron aproximándose a las inmediaciones de Casillas, nadando y guardando la ropa.

Fue llegada la primera media hora cuando el electrocardiograma del partido sufrió un movimiento brusco por partida doble. Primero Pandiani (m.32) tocó con la coronilla un balón pelín elevado para mandarlo por encima del larguero y después Benzema engatilló rápido a la base del poste (m.34) encontrando la respuesta de Ricardo.

El guardameta madrileño aún tuvo tiempo de lucirse ocho minutos después ante otra acometida de Cristiano Ronaldo, quien una vez más acabó en el centro de la polémica tras encararse con Camuñas y Pandiani camino de vestuarios.

Respuesta a la salida merengue

La reanudación trajo a un Real Madrid mucho más mandón y a un Osasuna con un talante más especulativo. Cristiano Ronaldo, como siempre con las luces y las sombras de su acusado individualismo, trató de echarse al cuadro merengue a sus espaldas pero, contra lo esperado, fueron los anfitriones quienes dieron primero en un balón aéreo que se trabajó Pandiani, puso la calidad y el pase Aranda, y Camuñas culminó con maestría.

Demasiado increíble para ser cierto, Muñiz comenzó a poner de su parte para que los de Mourinho no se marcharan de vacío de El Sadar. El trencilla abusó de silbato para pitar faltas muy justitas del lado blanco y coser a los locales con tarjetas por protestar, mientras que las infracciones merengues se mantenían en el olvido.

Pese a todas esas contrariedades, Osasuna mantenía el tipo con cierta holgura. El mayor peligro de los madrileños llegaba a balón parado: una falta de Özil desde las cercanías de la media luna y un remate con la testa de Benzema tras un saque de esquina. Y, por contra, los de Camacho tuvieron la oportunidad de sentenciar. Un jugadón por la izquierda de Aranda, yéndose de dos contrarios, y dando el pase de la muerte para que Vadocz remachara, pero el flojo remate del húngaro se encontró con un Arbeloa en carrera que sacó bajo palos el 2-0.

Para no perder las «buenas» costumbres, el agobio se hizo eterno hasta el final, con cinco minutos de prolongación otorgados por un Muñiz que no quería que el Real Madrid perdiera el tren de la liga.

Camacho: «Llevábamos un año sin perder en nuestro estadio y eso significa algo»

Al técnico rojillo, José Antonio Camacho, pareció no extrañarle la victoria de su escuadra ante uno de los pesos pesados de la competición. «Llevábamos un año sin perder en nuestro estadio hasta la visita del Barcelona y eso significa algo. Somos un equipo muy fuerte en casa, que sólo hemos encajado cinco goles y tres de ellos han sido del Barcelona», insistió.

Más centrado en el análisis del partido en sí, el preparador murciano enumeró alguna de las claves que habían propiciado tan meritorio triunfo. «No nos han metido un gol a balón parado, se ha trabajado muy bien y de manera competida, y también hemos tenido la dosis de suerte necesaria ante un rival tan grande», explicó.

Tras dejar claro que el arbitraje «no ha sido correcto» y reiterar que las protestas desde la grada por su labor se vienen repitiendo «desde el comienzo de la temporada», el de Cieza sopesó que la victoria «supone que te da más confianza y más puntos, pero los chavales van a seguir entrenando igual y vamos a ser uno de esos equipos con el afán de conseguir los puntos para conseguir la salvación».

Además, volvió a dejar caer que «algo habremos hecho bien antes» por el hecho de que el equipo no hubiera caído en puestos de descenso tras no ganar en ocho jornadas consecutivas y vaticinó que la trayectoria variará si se corta la sangría de tantos encajados en estrategía, «que han sido el 90% y eso no es normal».

Por su parte, el entrenador merengue, Jose Mourinho, destacó de Osasuna el que hubiera jugado «al límite de su esfuerzo, por lo que merecían un premio a su trabajo, pero mis jugadores lucharon hasta el final y, por eso, me voy tranquilo».N.M.

 

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