Kiprono Menjo repitió victoria y Nuria Fernández se llevó el primer cross de su vida en la 56ª edición del Cross Internacional de Donostia. El enero más seco de la década rompió la trayectoria del mes para que las tormentas de la víspera devolvieran el barro a un hipódromo que amaneció como una piscina aunque luego no fuera para tanto.

El vencedor de 2008, familiarizado con el circuito, reconoció tras obtener su segunda txapela que le había resultado más fácil que la primera. Indiscutible favorito por su trayectoria y sus marcas en el 10.000, no hubo ritmos exigentes ni adversarios capaces de poner en peligro sus pretensiones. Con la mayoría de los kilómetros por encima de los 3 minutos, se sintió sobrado para aguantar entre sus compatriotas Cheshari y Mbishei, el ucraniano Sergei Lebid, el inglés Scott Overall, los españoles Sergio Sánchez y Ricardo Serrano y el vasco Iván Fernández.

A falta de 2 kilómetros se fue con Mbishei para firmar un doblete keniata. En el tercer peldaño del podio se posó Lebid, como en Elgoibar, el nueve veces campeón europeo que cumplió.

La compañera de Menjo, Eunice Jepkorir, no pudo emular a su marido porque se lo impidió Nuria Fernández. La keniata, también vencedora en 2008, el año en que se proclamó subcampeona olímpica en 3000 obstáculos, está recuperando el ritmo tras ser madre de una niña hace 28 meses. Así que la madrileña aprovechó la coyuntura en su primera visita a Lasarte y casi a los crosses internacionales de Euskal Herria, donde solo había corrido en Zornotza y como junior.

En la recta final, la mediofondista de Torrejón de Ardoz fue más fuerte tras correr empotrada en el grupo de cabeza del que Barrachina, finalmente tercera, tiró la que más. Fernández fue el centro de todas las miradas, algo inevitable tras su vinculación con algunos de los imputados en la Operación Galgo, la trama de dopaje que en diciembre sacudió al atletismo español.

La campeona continental de 1.500 pasó de un verano feliz por su oro en Barcelona a prestar declaración primero en comisaría y después en el juzgado. Sus apariciones se produjeron con cuentagotas. Corrió el Europeo de campo a través en Portugal, tras exigirle la Federación Española una declaración firmada de que no había recurrido a sustancias prohibidas y quedó segunda en la San Silvestre vallecana. Después no se presentó a recoger el premio a la mejor atleta del año por temor a la reacción de sus compañeros.

Con maillot largo y sonrisa permanente, Fernández habló primero para el público y luego para la prensa. Admitió que últimamente se siente mejor entre atletas extranjeros que entre «algunos compatriotas, no todos», especificó y después empezó a disfrutar de su victoria. «Estoy muy contenta, con mucha fuerza y muchas ganas. Es la primera vez que gano un cross y encima éste con tanta tradición. No estoy pasando buenos momentos, pero a ver si todo se arregla y seguimos disfrutando del deporte. El público ha sido sensacional y ahora lo valoro mucho más», mencionó.

Entre guipuzcoanos

La jornada sirvió para decidir los Campeonatos de Gipuzkoa de cross, así que desde cadetes a veteranos fueron alternándose en el podio los medallistas provinciales de todas las categorías. Senior, promesas y veteranos se incluyeron en las carreras internacionales para dar volumen a unas pruebas que sin ellos se hubieran quedado raquíticas. Gracias al provincial la prueba estrella contó con 139 inscripciones y la femenina con 39.

El nuevo campeón del herrialde es Pedro Muñoz. El veterano del Xeye, decimoprimero en la general, obtuvo a sus 37 años su primer título de campo a través. El azkoitiarra corrió con una pequeña fotografía de Diego García en su bolsillo, «quería que corriera conmigo», señaló en homenaje a su paisano fallecido. La madrileña del Atlético SS Penélope Baños fue la campeona femenina, aunque gran parte de los aplausos y la felicitación por megafonía se los llevara la hernaniarra Rosi Talavera, que celebró su 50 cumpleaños y terminó decimosexta.

El trofeo a José Miguel Maiz, el único guipuzcoano vencedor en 1968, resultó un guiño a la nostalgia de una época en la que las victorias se premiaban con un reloj de oro o el electrodoméstico de turno ante la mirada de miles de espectadores que llenaban el recinto.

Carlos Bengoetxea, presidente de la Guipuzcoana, realizó una valoración positiva: «La gente ha respondido teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas. A nivel deportivo me ha sorprendido Nuria, porque las keniatas no eran cojas. Era una apuesta arriesgada por todo lo que conllevaba, pero al final hemos primado lo deportivo y hemos acertado», concluyó.