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Revuelta popular en Egipto

La oposición egipcia crea un frente de negociación

La fragmentada oposición egipcia dio ayer un paso decisivo para prepararse ante un eventual cambio de régimen con la creación de un comité de negociación con el Ejército, mientras el descontento de la población volvió a tomar las calles.

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GARA | EL CAIRO

Egipto está en el «inicio de una nueva era», proclamó ayer Mohamed El-Baradei, designado por la oposición para negociar con el Ejército una salida a la crisis abierta con el régimen de Hosni Mubarak, quien enfrenta una revuelta que ha dejado más de 100 muertos y una creciente presión de sus aliados occidentales.

Miles de personas volvieron a salir a las calles de El Cairo y otras ciudades del país, por sexto día consecutivo, pidiendo la renuncia de Mubarak y también de su vicepresidente, Omar Suleiman, y del primer ministro, Ahmed Shafiq, los dos militares nombrados la víspera por el mandatario con la esperanza de contener la ola de descontento.

Laicos, islamistas, jóvenes y ancianos se codean en estas protestas sin precedentes desde que Mubarak llegó al poder en 1981.

La unidad en la calle se tradujo al ámbito político, con la designación de El-Baradei como encargado para «negociar» con el régimen en nombre de una Coalición Nacional por el Cambio, que integra a varias formaciones opositoras, entre ellas a los Hermanos Musulmanes.

Tras su designación, El-Baradei reclamó a Mubarak que «deje el país hoy -por ayer-» para «salvar a la nación». En declaraciones a la cadena CNN sostuvo que «éste es un país que se está cayendo en pedazos. Egipto está entrando en un periodo de transición».

Por eso, la comisión negociadora espera sentarse a la mesa con responsables militares con tres solicitudes: la salida de Mubarak, la formación de un Gobierno transitorio y la celebración de elecciones libres.

El frente común opositor, del que también forman marte el izquierdista Tagammu, los liberales de Al-Ghad y otros grupos menores, analizará hoy los detalles de un eventual acuerdo con el régimen de Mubarak.

A la plaza Tahrir

El ex director general de la Agencia Internacional de la Energía Nuclear (AIEA) y premio Nobel de la Paz, muy criticado por su ausencia en el comienzo de las protestas, se personó ayer por la noche en la plaza cairota Tahrir, epicentro de la rebelión, repleta de manifestantes a pesar del toque de queda, que según anunció la televisión estatal será ampliado desde hoy.

El-Baradei fue recibido al grito de «El pueblo quiere la caída del presidente» y «Sacrificaremos nuestra alma y nuestra sangre por la patria». Allí trató de calmar los ánimos pidiendo «paciencia, que el cambio llega» y asegurando que «Egipto está en el inicio de una nueva era».

Con ayuda de un megáfono reclamó la dimisión del presidente y subrayó que «nos han robado nuestra libertad», antes de afirmar que el movimiento por el cambio «no tiene marcha atrás».

El presidente del Parlamento, Fathi Sorur, prometió que los resultados de las elecciones legislativas de 2010, denunciadas como fraudulentas por la oposición, serán «corregidos» en función de los próximos fallos judiciales. Entonces, el Partido Nacional Demócrata de Mubarak logró más del 80% de los escaños.

El país se encuentra paralizado y la situación interna cobró en los últimos días visos de caos, con saqueos y la fuga de miles de presos en la madrugada de ayer, muchos de ellos líderes de los Hermanos Musulmanes, de numerosas prisiones que se quedaron sin carceleros o fueron tomadas por los reclusos amotinados.

Según AFP, decenas de cuerpos yacían junto a una cárcel a 100 kilómetros al norte de El Cairo.

El Ejército anunció ayer que había capturado a unos 3.000 prófugos y saqueadores.

Los habitantes volvieron a organizarse en grupos de defensa que por la noche patrullan la ciudad de 20 millones de habitantes, donde no parece quedar ningún policía, aunque en las últimas horas se notaba una mayor presencia militar.

La Policía sí estuvo presente en las calles de Alejandría, donde se volvieron a producir graves enfrentamientos.

Las autoridades anunciaron que por primera vez desde la noche del viernes, la Policía, responsable de la represión sangrienta que intentó aplastar la revuelta popular, volverá a las calles hoy, aunque la plaza Tahrir seguirá bajo control del Ejército. Un Ejército que ayer, después de Mubarak y Suleiman visitaran una de sus bases, hizo un alarde de fuerza ante los manifestantes antigubernamentales cuando aviones de combate sobrevolaron a baja altura la capital y varios tanques, testigos mudos de la ira popular, volvieron a avanzar hacia la céntrica plaza al inicio del toque de queda.

El regreso de la Policía abre interrogantes sobre cuál será la reacción de los manifestantes, que que han expresado un apoyo sin fisuras a los militares, pero han acusado a los policías de ser un instrumento en manos del régimen para acallarles.

EEUU, que tiene en Mubarak a uno de sus principales aliados en la región, volvió a pedirle al mandatario, de 82 años, ir más lejos con las reformas y empezar a pensar en la «transición» después de décadas en el poder.

La llamada comunidad internacional sigue con inquietud lo que ocurre en Egipto, que desempeña un papel importante en el diálogo entre israelíes y palestinos y también interpalestino.

Varias agencias de viaje suspendieron el envío de turistas a Egipto y algunos países, como Arabia Saudí, India y Turquía, enviaron aviones para repatriar a sus ciudadanos mientras otros les aconsejaban el regreso.

libres

Treinta y cuatro dirigentes de los Hermanos Musulmanes, detenidos en los últimos días en Egipto, quedaron libres al ser destruidos los accesos a la prisión en la que estaban recluidos.

Gaza vive con preocupación el cierre del paso de Rafah y la clausura de los túneles

La población de la franja de Gaza se ha vuelto a quedar encerrada y sin salida al exterior tras el cierre de su frontera con Egipto debido a la revuelta popular en el país vecino, que mantiene en vilo a toda la región. A raíz de la creciente tensión en las calles egipcias, El Cairo ha decidido clausurar hasta nuevo aviso el paso fronterizo de Rafah, en el sur de la franja palestina y única ventana al mundo que tenían los habitantes de Gaza.

El Gobierno de Hamas, que controla este territorio, fue oficialmente informado por las fuerzas de seguridad egipcias de que el cruce fronterizo había sido cerrado. «Hemos estado en contacto con responsables de los organismos egipcios y nos han informado de que el cruce no será abierto este domingo y permanecerá cerrado varios días», indicó Ghazi Hamad, responsable de fronteras en Gaza.

Egipto abrió de forma permanente su frontera con Gaza en junio después de tres años de bloqueo, tras el asalto sionista a la Flotilla de la Libertad, que iba cargada con ayuda humanitaria con destino a la franja y cuyo abordaje se saldó con la muerte de nueve activistas turcos. Hamas exhortó a El Cairo a «sopesar de forma razonable el mantener cerrada la frontera, pues su clausura podría perjudicar seriamente a la población de Gaza, principalmente a pacientes que requieren tratamiento médico en el exterior». No obstante, las autoridades egipcias han optado por blindar su frontera con Gaza, tras las protestas populares que se han extendido por todo el país.

El Ejecutivo de Hamas ha desplegado a sus fuerzas de seguridad a lo largo de los ocho kilómetros de la línea divisoria con Egipto y ha ordenado clausurar todos los túneles de contrabando que unen ambos territorios, de acuerdo a fuentes de la franja. A lo largo de la jornada se pudieron ver largas colas de vehículos en varias gasolineras en Gaza, un signo más de preocupación ante la posible escasez de combustible. S.A. RAMADAN (Efe)

al-jazeera

El Gobierno egipcio ordenó el cierre de las operaciones por satélite de Al-Jazeera en el país, la cancelación de sus licencias y la retirada de autorización a todo su personal. La cadena ha cubierto muy de cerca las protestas y se ha convertido en una referencia mundial.

cazas

Aviones de combate de la Fuerza Aérea egipcia sobrevolaron repetidamente al menos durante media hora el centro de El Cairo por primera vez desde que estalló la revuelta popular contra el régimen del raïs Hosni Mubarak.

El líder islamista Ghannuchi deja su exilio y regresa a Túnez

El opositor islamista Rachid Ghannuchi, líder del movimiento Ennahda (Renacimiento), regresó ayer a Túnez tras 22 años de exilio en Londres y puso punto final al mito del «enemigo integrista» que forjó el depuesto Zine el-Abidine ben Ali. A su llegada a Túnez, donde fue recibido por miles de seguidores, afirmó que no será candidato en las primeras elecciones presidenciales tras la dictadura de Ben Ali.

«La presencia hoy [por ayer] de Ghannuchi es una muestra de libertad y de que todos los tunecinos, sin excepción, gozan de libertad», señaló a Efe Mohammed al-Behiri, miembro del comité ejecutivo de Ennahda, antes de subrayar que «esto era impensable antes del 14 de enero», en referencia a la huida del país del sátrapa Ben Ali.

El también dirigente del movimiento islamista Abdelfatah Moro manifestó que no defienden que «el Islam es la solución», sino que la prioridad de su organización ahora es elaborar un programa para ayudar a los más necesitados y no presentarse a las próximas elecciones, que serán convocadas en un plazo de seis meses.

A su llegada al país, Ghannuchi, que recientemente declaró no tener intención de imponer en Túnez una república de corte islámico, anunció que no será candidato presidencial ni tampoco ningún otro miembro de Ennahda. «Después de 20 años de ausencia, mi partido no está dispuesto a desempeñar un papel en la arena política, la prioridad es su reconstrucción», afirmó Ghannuchi a AFP. Ahora habrá que ver su su regreso da un nuevo impulso al movimiento, casi anulado durante el régimen de Ben Ali.

Ennahda, con una ideología similar al gobernante AKP turco, era la fuerza de oposición más sólida en Túnez antes de el golpe de Estado de Ben Ali obligara a Ghannuchi a abandonar el país.

Sin embargo, esa decisión de no participar en los comicios no parece tan clara en el caso de las elecciones parlamentarias, cuya fecha también debe ser aún establecida por el Gobierno interino, ya que algunos miembros de su partido han asegurado la presencia del movimiento islamista en ellas. Algunos analistas creen que en esos comicios, esta formación podría emerger como una importante fuerza política.

Tras la huida de Ben Ali y la formación de un Gobierno interino, el regreso de Ghannuchi marca para muchos un hito en el proceso de reconciliación nacional, que consideran necesario para la construcción de un futuro democrático. Otros no esconden su temor a que la inclusión de un partido islamista en el juego político implique una pérdida de influencia del laicismo tunecino.

Mientras tanto, los tanques del Ejército comenzaron ayer a retirarse del centro de la capital, en un paso más hacia la aparente normalización del país. GARA

estabilidad

Tras cinco días de silencio sobre las revueltas en Egipto, Benjamin Netanyahu afirmó que es necesario garantizar la paz con El Cairo tenga el gobierno que tenga. Dijo que su objetivo es mantener la «estabilidad» y ordenó silencio a sus ministros.

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