El ciudadano es el pagano de una crisis calculada
Agustín GOIKOETXEA
Un servicio de autobús, a las puertas de los comicios municipales y forales, se ha convertido en el origen de un nuevo enfrentamiento entre la Diputación que preside José Luis Bilbao y la compañía del suburbano bajo el control del viceconsejero Ernesto Gasco. El cruce de advertencias entre cargos institucionales de PNV y PSE continúa mientras los paganos son los ciudadanos, que se convierten en actores involuntarios de un vodevil que, como reflejó un veterano líder jelkide hace ya lustros, acabará, sin duda, en algo parecido a la parada nupcial de la avutarda.
Ambos partidos, por mucho que lo nieguen, se necesitan para mantener el actual equilibrio institucional, y las disputas de patio de colegio se han convertido ya en algo habitual en etapas previas a las elecciones o a periodos de negociación. Lo curioso es que sus portavoces dicen defender los intereses de los vecinos, a quienes dejaron en tierra mientras ellos se afanaban en la guerra mediática que adorna estas grescas, de las que luego tienen la desfachatez de decir que no tienen que ver con la consabida «bronca política».
La cita electoral está cada vez más próxima y cada uno comienza a mover los hilos y a engrasar la maquinaria para mantener su estrategia. Por eso, sin duda, tampoco puede sorprender que personas vinculadas desde hace lustros a las estrategias de marketing político se conviertan en «espontáneos» seguidores de una comparecencia de cargos públicos del PNV.