Revueltas en el mundo árabe
El rey de Jordania trata de sortear la presión con otro primer ministro
GARA | AMMAN
El rey Abdallah II de Jordania ha decidido mover ficha en plenas revueltas populares en Túnez y en Egipto y en un intento de frenar las protestas de las últimas semanas. Así, ha sacrificado al denostado primer ministro, Samir Rifai, y lo ha sustituido por Maruf Bajit, a quien encargó ayer mismo «que tome medidas rápidas y claras para llevar a cabo reformas políticas reales que reflejen nuestra visión a favor de una serie de reformas generales modernas que apuntalen nuestros planes a favor de la democracia».
Con el nombramiento de Bajit, un veterano militar que fue embajador en Turquía y en Israel, el rey hachemí intenta apagar las protestas en la calle.
El principal partido de oposición, el Frente de Acción Islámica (FAI), se reunió el pasado domingo con el primer ministro destituido y le presentó un paquete de exigencias que incluía la dimisión del Gobierno, la reforma de la ley electoral, la formación de un nuevo ejecutivo «de salvación nacional» y la elección de un nuevo primer ministro. Contrariamente a lo que ocurre en Túnez y en Egipto, la FAI no exige un cambio de régimen y se limita, de momento, a pedir reformas políticas.
Un viejo conocido
El nuevo primer ministro labró su carrera política en el Ejército, donde llegó al grado de general. Desde su retiro en 1999 ha sido coordinador del régimen para las conversaciones de paz. Jordania e Israel firmaron en 1994 un acuerdo de paz.
Tras su paso por la embajada de Tel Aviv, el rey volvió a llamarle a su lado en 2005 nombrándole director de su oficina regia y adjunto de Seguridad Nacional.
Hombre de confianza de la monarquía hachemí, fue nombrado primer ministro a finales de 2005, dos semanas después del triple atentado suicida en Amman que dejó en noviembre de aquel año 60 muertos y que fue atribuido a Al-Qaeda. El rey ordenó personalmente a Bajit que liderara «una guerra sin cuartel contra los grupos extremistas y su ideología». Todo ello sin olvidar el encargo de profundizar en las reformas neoliberales en el país.
«No es un reformador»
La oposición islamista criticó duramente el nombramiento de Bajit como jefe de Gobierno, a quien negó su aureola de reformador, e insistió en que las protestas continuarán.
«Maruf Bajit dirigió las peores elecciones que se han registrado en Jordania» durante su mandato como primer ministro en 2007. «Es todo menos un reformador», señaló Zaki Bani Rsheid, miembro del Comité Ejecutivo del FAI.
«Parece que el tren de las reformas sigue sin ponerse en marcha. No queremos a este primer ministro. Nuestra experiencia pasada con él no es nada satisfactoria», coincidió el secretario general del FAI, Hamzeh Mansur.
El partido tenía prevista una reunión ayer con los Hermanos Musulmanes pero ya anunció protestas para el viernes, día de oración, ante la sede del primer ministro.
La ONU cifra ya en 219 los muertos y 510 los heridos en cinco semanas de levantamiento popular en Túnez. 72 de las víctimas mortales murieron en diversos motines y asaltos a prisiones.
El presidente vitalicio yemení, Ali Abdallah Saleh, ha convocado para hoy al Parlamento y al Consejo Consultivo, en vísperas de una jornada de la ira convocada por la oposición para el jueves. Sanaa ha sido estos días escenario de protestas multitudinarias.
Irán inició ayer los diez días de celebraciones por el triunfo del alzamiento popular que en 1979 destronó al último Sha de Persia. Este año es especial para el Gobierno iraní, que quiere ver en las protestas que sacuden Egipto y Túnez un eco tardío de aquella revolución que dejó a EEUU sin su gran aliado en la zona.
El Gobierno y el Parlamento iraníes han apoyado oficialmente ambas revueltas. «Para Irán, los alzamientos se leen a través de dos claves: por un lado, lo entiende como un triunfo de los valores islámicos», explica un analista iraní que prefiere no ser identificado. «Por otro, lo observa como un debilitamiento de la influencia de EEUU en la región y, por ello, el inicio de una nueva era en Oriente Medio, más afín a las estrategias de la República Islámica», agrega.
Algunos ven paralelismos entre el actual seísmo político en el norte de África y la caída del Sha en medio de un clamor popular que pedía libertad y exigía el fin de la dictadura. Al igual que en Egipto y Túnez, en ellas participaba todo el espectro de la sociedad iraní, tanto los movimientos laicos como los islamistas, aunque al final serían estos últimos los que se hicieran con las riendas del país. Otros destacan las diferencias culturales, históricas, coyunturales y sociales entre esos escenarios, entre ellas la ausencia, en Egipto, de una figura central como el ayatolah Jomeini. GARA