El ciclón «Yasi», uno de los más poderosos que golpea Australia en el último siglo, se alejó ayer ya debilitado hacia el nordeste de Australia después de sacudir ciudades y aldeas sin causar víctimas mortales pero dejando un rastro de destrucción a su paso.

«Yasi», con rachas de viento de hasta 290 kilómetros por hora, arrancó tejados, derribó árboles y destruyó el tendido eléctrico a su paso por el nordeste del estado de Queensland.

Tras las alarmistas predicciones de los últimos días, la jefa de Gobierno de Queensland, Anna Bligh, dijo sentir «alivio» por la ausencia de víctimas mortales, aunque matizó que había que esperar a obtener información de las ciudades más afectadas, inaccesibles debido a las carreteras cortadas por inundaciones o escombros.

Explicó que la ausencia de víctimas se debió a la buena planificación, a la evacuación de miles de residentes y a la trayectoria del ciclón, que se desvió ligeramente hacia el sur, evitando Cairns y sus 130.000 habitantes.

Bligh señaló que las localidades más golpeadas por el ciclón fueron Innisfail, Silkwood, Mission Beach y, sobre todo, Tully, donde el 90% de las construcciones resultaron dañadas, y Cardwell, a orillas del océano, donde 200 casas quedaron destruidas o con daños importantes.

Al menos 180.000 hogares de distintas localidades carecían de suministro eléctrico, pero los aeropuertos de Cairns y Townsville fueron reabiertos al tráfico aéreo tras un alto de casi 24 horas como medida de precaución.