64 personalidades de la sociedad catalana han emplazado al Gobierno español a que «abandone el uso del derecho penitenciario como instrumento político» y han reclamado el respeto «escrupuloso» a los derechos de los presos políticos vascos.

El manifiesto, suscrito por rostros muy conocidos de la cultura, del ámbito universitario o de la política catalana, demanda, de manera expresa, el fin de la política de dispersión, la liberación de las personas enfermas, la revisión de la doctrina que se traduce en el alargamiento de las condenas, el respeto «escrupluso» a los derechos que asisten a las personas presas, y el fin de las dificultades añadidas que sufren los familiares de los presos políticos vascos.

Los firmantes confían, además, en que la aplicación de estas medidas «pueden contribuir, de manera positiva, a la consolidación irreversible de un nuevo escenario» en Euskal Herria. Circunstancia que, tal y como admitió el portavoz de la comisión de defensa del Colegio de Abogados de Barcelona, Jaume Asens, aguardan «con esperanza».

El documento presentado ayer en el Colegio de periodistas de Cataluña cuenta con la rúbrica del ex vicepresidente de la Generalitat Josep Lluis Carod Rovira, y de representantes de su partido como Anna Simó, Oriol Junqueras y Joan Tardà; representantes de ICV-EUA como Jordi Miralles o de SI como Isabel Clara-Simó.

Entre las adhesiones al manifiesto, -la lista en su integridad se puede ver en la siguiente página-, también se encuentran músicos conocidos como Lluís Llach, Quimi Portet y Feliu Ventura; abogados como August Gil Matamala y Gemma Calvet; escritores como Ignasi Riera y Julià de Jòdar; profesores universitarios como Iñaki Rivera, Josep Maria Terricabras y Salvador Cardús, o periodistas como Humbert Roma, Jesús Rodríguez y Vicent Partal.

El texto cuenta con el respaldo del pacifista Vicenç Fisas, de la Escuela de la Paz de la UAB, así como la del futbolista Oleguer Presas, que juega en el Ajax de Amsterdam. Intelectuales y conocidos activistas sociales también suscriben el «Manifiesto de la Virreina II País Vasco: otra política penitenciaria es posible y necesaria».

Como deja entrever el título del documento, hecho público ayer en Barcelona, es la reedición del «Manifiesto de la Virreina» que se firmó en 2004, donde se denunciaba la deriva en materia de política penitenciaria del Estado español.

Entonces, 75 organizaciones suscribieron el Manifiesto de la Virreina, después de que la asociación de familiares de presos Etxerat protagonizara una huelga de hambre de tres días en la ciudad condal. Aquel documento abogaba por el fin de la dispersión penitenciaria y por el respeto de los derechos que asisten a las personas presas.

Demandas aún vigentes

«Hoy, siete años después de aquella demanda colectiva suscrita por una amplia representación de la sociedad civil catalana, queremos constatar la vigencia de aquellas demandas, aún incumplidas, y volverlas a suscribir íntegramente». De este modo daba lectura al manifiesto el dirigente agrario Pep Riera, quien subrayó que las peticiones allí recogidas son ampliamente suscritas por la mayoría social vasca y puso como botón de muestra la manifestación del pasado enero en la que se reunieron más de 64.000 personas.

El manifiesto ha sido promovido por entidades como la Comisión de Defensa del Colegio de Abogados y la Comisión Diocesana de Barcelona, Alerta Solidaria, y la Asociación de la Memoria contra la Tortura.

Durante la presentación del manifiesto, el abogado Jaume Asens censuró que, «al hilo de la política antiterrorista, en España se ha pretendido defender la Constitución y la Democracia desde fuera de la Constitución y con medios no democráticos».

Por su parte, Emili Chalaux, presidente de la Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura, expresó que la dispersión es un «tema tabú» con el que el Estado ha actuado «movido por la venganza y la revancha». Recordó, ante la prensa catalana, que la dispersión ha ocasionado, en veinte años, 267 accidentes de tráfico y 16 víctimas mortales, «cuando cruzaban España para ir a visitar a sus familiares a la cárcel».

Otro de los impulsores, el periodista David Fernández, detalló además que las más de 700 familias que visitan a sus allegados presos en los centros penitenciarios recorren en conjunto una distancia equiparable a dar 20 veces la vuelta al mundo... cada fin de semana.