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CRíTICA jazz

Cosmopolitas y melódicos

Javier ASPIAZU

El baterista finlandés André Sumelius, uno de los jóvenes valores internacionales del jazz nórdico, se mantuvo fiel a su cita anual con la afición bilbaína. En esta ocasión encabezaba un cuarteto rutilante. La sección rítmica, íntegramente escandinava y de altísimos vuelos, la conformaban, además del líder, el reconocido contrabajista sueco Marko Lohikari, establecido en Barcelona, y el también finés Alexi Tuomarilla, pura distinción a las teclas. La voz melódica la ponía un apasionado altosaxofonista malagueño, Ernesto Aurignac: improvisador fogoso, en estado de forma excelente, capaz de llevar una balada a la incandescencia. Con este cuarteto Sumelius ha grabado su último CD, “Victory Songs” (el tercero de su carrera, en franca expansión desde que se mudara a New York), cuya gira de presentación recalaba en el BJC.

La excepción en el repertorio fueron un par de standards en los que se lució especialmente Aurignac, con su bravura característica; el resto de temas interpretados, pertenecientes al nuevo disco, conformaron una interesante colección de piezas de jazz contemporáneo, con decidida vocación melódica y aroma cosmopolita. Sumelius lució un beat suelto, dinámico, confiado en sus múltiples habilidades, tanto a las baquetas y escobillas, como percutiendo con las manos desnudas. Fue el verdadero protagonista de la sesión, junto al inspirado Aurignac, saxofonista a seguir. A Lohikari le tocó un papel más discreto y sólo pudo regalar flashes de su solvente digitación al contrabajo; y por último, Tuomarilla, uno de los mayores talentos emergentes en el piano jazz europeo, estuvo más contenido que de costumbre. Sólo a partir de la interpretación de “Cadaqués”, ya bien avanzado el concierto, soltó la mano y fue capaz de combinar sobriedad e intensidad melódica, acentuado intimismo y elocuentes silencios.

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