La izquierda abertzale ha dado un paso decisivo y suficiente para el logro de la legalización. Desde un punto de vista jurídico y democrático se despejaron en el acto de presentación del Euskalduna en forma positiva las incógnitas más importantes que podían dificultar su acceso a la condición de partido político legal.

(...) el informe presentado por Iñigo Iruin es inequívoco y altamente clarificador de las claves del cambio estratégico que se está operando en la izquierda abertzale respecto a lo que había defendido hasta épocas muy recientes en todo lo relativo a la caracterización de la violencia y al papel de ETA en la resolución del conflicto político.

(...) resulta muy revelador política y jurídicamente hablando el pronunciamiento claro de Iñigo Iruin al respecto, cuando en su informe indica que «la toma de postura frente a la violencia de ETA se ha convertido así en un problema constituyente para la izquierda abertzale que ha de resolver para adquirir personalidad jurídica», y se añade que esta toma de postura se hace «coincidiendo temporalmente con su reflexión estratégica», como queriendo mostrar que no estamos solo ante el cumplimiento formal de un imperativo legal, sino sobre todo ante una convicción nueva que surge de la ruptura con el modelo de pensamiento y la estrategia político y militar que ha inspirado toda la actividad de esta izquierda abertzale durante estas tres décadas.

Ruptura es la palabra clave. En el informe se afirma expresamente que el nuevo proyecto supone la ruptura con los medios organizativos y formas de funcionamiento del pasado, y por tanto, con los vínculos de dependencia a que aquéllos daban lugar, e impedir con ello su instrumentalización por organizaciones que practiquen la violencia, o por partidos políticos que fueron ilegalizados y disueltos por razón de su connivencia con ella. Toda una declaración autocrítica que la sociedad aprecia y que los tribunales necesariamente tendrán en cuenta, en su caso. (...)