No es un mal exclusivo de los vascos. Salvo contadísimas excepciones, la inmensa mayoría de los equipos prefieren jugar al calor de su afición. Pero cuando el cambio de escenario se traduce en diferencias tan amplias de rendimiento, incluso la condición imprevisible de los derbis parece desvanecerse.

Es lo que sucede con las trayectorias de Real Sociedad y Osasuna, que dan a los donostiarras como claros favoritos para adjudicarse el derbi de Anoeta. Sobre todo por la espectacular bipolaridad de los rojillos, que han superado ya el año de sequía lejos del Sadar. Hay que remontarse al 30 de enero de 2010 para recordar su último triunfo como visitantes. Lo consiguieron nada menos que en El Madrigal, pero semejante logro se vio sucedido por un apagón total. Osasuna no volvió a sumar un solo punto lejos de su estadio hasta final de temporada. Los números de la primera vuelta y su rendimiento como local permitieron al cuadro navarro celebrar la permanencia, incluso con cierta holgura.

Lejos de mejorar, la situación ha empeorado con el cambio de temporada. El de José Antonio Camacho es, de hecho, el único equipo de Primera que todavía no conoce la victoria en sus desplazamientos. Y como tampoco es demasiado pródigo en empates -apenas dos, ante Deportivo y Valencia-, se sitúa como el visitante más asequible de toda la categoría. No hay un solo dato que salve su trayectoria en estos once desplazamientos: nueve derrotas, sólo ocho goles a favor y nada menos que 23 (más de dos de media) en contra. Incluso los equipos en descenso superan con cierto colchón los números del equipo rojillo, al que de momento le salva -por los pelos, porque la cola de la clasificación está que arde- su rendimiento como local. No en vano el Barcelona ha sido el único equipo capaz de llevarse los tres puntos del Sadar.

Las diferencias no son tan exageradas en el caso de la Real, aunque es evidente que los txuriurdines están basando su buena temporada en Anoeta. Ya sucedió el año pasado, cuando cimentó el ascenso en su rendimiento en casa. Con 50 puntos al calor de su afición, fue el mejor local de la categoría; y gracias, porque de haber dependido exclusivamente de sus números como visitante, habría acabado a unos cuantos puntos de su objetivo.

La temporada del regreso a Primera comenzó de forma similar, con los donostiarras casi intratables en casa y muy modestos en sus desplazamientos. Hubo que esperar hasta la novena jornada para que consiguieran su primera victoria (Málaga), pero desde entonces, aún sin excesos, enderezaron el rumbo. Hasta se han permitido alguna goleada como la de Getafe, aunque la clave del éxito sigue pasando por Anoeta, donde sólo equipos de los considerados grandes han sido capaces de pescar. Real Madrid, Atlético, Valencia y Sevilla se han llevado el triunfo del estadio donostiarra; el resto de visitantes ni siquiera ha sido capaz de marcar.

Y viendo el calendario de aquí a final de temporada, es evidente que los objetivos siguen pasando por el mismo escenario: la Real jugará nueve de los 16 partidos que le quedan en Anoeta. Y siete de ellos serán frente a equipos que tiene por debajo en la clasificación, a los que por el momento no ha perdonado. Empezando por el del próximo domingo. Los txuriurdines no olvidan cuentas pendientes y menos aún los puntos flacos de su rival. «Osasuna es agresivo en su casa, donde practica un juego largo y directo -analizaba ayer David Zurutuza-. Pero fuera cambia bastante».

En Iruñea también son conscientes del peso de las estadísiticas. No descartan mejorarlas en Anoeta, aunque sólo sea porque los derbis, ya se sabe, son diferentes. «No tenemos que pensar en que llevamos un año sin ganar -subraya Coro-. Hay que salir a ganar en cualquier campo y hay que ganar ya. En casa estamos bien, pero tenemos que romper ya con los números de fuera de casa», insiste el jugador catalán, consciente de que, además, podría acercar otro rival al lío. «Lo de abajo está muy apretado. Tuvimos opciones de meter al Mallorca y ahora toca intentarlo con la Real».