Lejos de remitir, la revuelta popular contra Mubarak se intensifica
Los nuevos anuncios de formación de una comisión constitucional para estudiar las reformas necesarias y de la existencia de una «hoja de ruta clara» para el traspaso pacífico del poder no han conseguido tampoco apagar la revuelta popular que exige la renuncia del presidente egipcio, Hosni Mubarak. Cientos de miles de personas volvieron a salir ayer a las calles de El Cairo y otras ciudades del país, en la mayor protesta desde el inicio del levantamiento popular.
GARA
La protesta contra el presidente egipcio, Hosni Mubarak, se intensificó ayer con las manifestaciones que congregaron cientos de miles de personas en El Cairo y otras ciudades importantes del país. Las últimas decisiones políticas anunciadas por el régimen no sólo no han conseguido frenar las movilizaciones sino que éstas recuperaron el brío que parecían haber perdido a la vista del resultado de la convocatoria de ayer, la más numerosa desde el comienzo de la revuelta popular el pasado 25 de enero.
La cairota plaza Tahrir, el epicentro de la revuelta, volvió a estar abarrotada. La protesta no mostró señales de que esté desinflándose pese a las frías noches, la fatiga y las condiciones espartanas de vida en su núcleo, convertido en una aldea de tiendas de campaña.
La multitud reservó ayer una recepción triunfal en ciberactivista y directivo de Google en Egipto, Wael Ghonim, liberado el lunes tras doce días en manos de los muy temidos servicios del Estado. «Después de ver a la gente aquí, yo diría que es la revolución del pueblo egipcio. Es formidable», dijo el joven, rodeado de miles de manifestantes para quienes su liberación fue un revulsivo. Convertido en un símbolo de protesta, en declaraciones a la cadena qatarí Al-Jazeera, Wael Ghonim rechazó ser un héroe y mostró su esperanza de que el país quede limpio «de esta basura», informó Efe.
El número de manifestantes en la plaza Tahrir superó al de las movilizaciones anteriores, según AFP, que indicó que también en Alejandría tuvieron lugar las protestas más numerosas.
«Ninguna de nuestras peticiones ha sido escuchada», señaló Mohammad Nizar, de 36 años, en la plaza cairota. «Han anunciado un aumento salarial. Tratan de engañarnos. Es una maniobra para que la gente guarde silencio, pero la gente no confía en el nuevo Gobierno», agregó.
Otro intento de apaciguar las protestas que volvió a fracasar estrepitosamente a la vista de la respuesta popular en las calles, Mubarak anunció la creación de una comisión para reformar la Constitución, en el marco del «diálogo nacional» que comenzó el domingo entre Gobierno y la oposición, que incluye a por primera vez a los Hermanos Musulmanes, bestia negra del régimen hasta la fecha.
En ese diálogo no participa el Movimiento 6 de Abril, que convocó la primera protesta el 25 de enero y llama nuevamente a movilizarse este viernes contra el actual régimen egipcio «corrupto, opresor y que todavía adormece al pueblo».
Mubarak ordenó también ayer la formación de otro comité para supervisar la aplicación de lo acordado el domingo y un tercero que se encargará de investigar los incidentes en la plaza Tahrir el 2 de febrero entre partidarios y detractores del régimen.
En cualquier caso, estos anuncios realizados en los últimos días por el presidente no han logrado calmar a los manifestantes que siguen exigiendo la inmediata renuncia de Mubarak.
Ayer, EEUU volvió a considerar «crucial» que Egipto se mueva hacia una transición democrática «en la buena dirección», mientras que el Estado francés pidió «la emergencia de las fuerzas democráticas» para una transición «sin violencia y lo más rápidamente posible».
Por su parte, Israel volvió a criticar el «abandono» de Mubarak por parte de Washington, un abandono que no acaba de ser total por la posición geoestratégica de Egipto en el mantenimiento de la «paz» en la región.
Es lo que mantiene Basma Kodmani, directora del «think tank» Iniciativa de Reforma Árabe, quien afirma que «Mubarak ha convencido a sus interlocutores de que es indispensable mantenerle en el poder para garantizar los intereses occidentales y los compromisos de seguridad adquiridos a nivel regional» y es eso lo que frena su caída.
Un nuevo cable diplomático filtrado por Wikileaks ayer, indica que el vicepresidente y el ex responsable de los servicios secretos egipcios, el general Omar Suleiman, cuenta desde hace tiempo con el apoyo del Gobierno de Israel como posible sucesor de Mubarak. «Nos hemos remitido a la Embajada de El Cairo para que analice las posibilidades sucesorias en Egipto, pero de lo que no hay duda es de que Israel se siente más cómodo con la opción de Omar Suleiman», indica el cable redactado en agosto de 2008 por la Embajada de EEUU en Tel Aviv.
Según el cable, el asesor de Barak, David Hacham, «tuvo palabras de elogio para Suleiman y destacó que la `hot line' existente entre el Ministerio israelí de Defensa y el Servicio General de Inteligencia egipcio funciona actualmente a diario».
En El Cairo, donde el toque de queda sigue vigente, tiendas y restaurantes reabrieron sus puertas mientras muchos cairotas se reincorporaron al trabajo.
Testigos molestos
Pero la normalidad no es completa y la represión continúa, según el testimonio de Alessandra Fani, estudiante italiana residente en Egipto, que reconoce que el Gobierno egipcio logró el resultado deseado al conseguir que los residentes extranjeros abandonara West El-Balad (centro de El Cairo) y eliminar, así, testigos molestos que trasladar al mundo las barbaridades que está cometiendo el régimen.
Así, mientras Hosni Mubarak pedía perdón por televisión por el tratamiento dispensado a los periodistas, pagaba a personas o enviaba policías sin uniforme a buscarlos para asustarlos y asegurarse de que no tenían materiales comprometedores.
Ese clima se vivió en el popular barrio de Abdeen, a pocos kilómetros de la plaza Tahrir, donde la cordialidad y hospitalidad sin límites de sus gentes y la seguridad y protección garantizadas por las milicias populares fue sustituida el pasado miércoles por amenazantes puestos de bloqueo en los que policías sin uniforme, baltegiyya (mercenarios contratados por el régimen), maleantes comprados por 100 libras egipcias (unos doce euros) paraban a todos, pidiendo documentos, cacheando, gritando y amenazando con cuchillos, palos y pistolas.
Alessandra Fani valoró la libertad conquistada tras dos días de fuego, el 28 y el 29 de enero, por un pueblo, el egipcio, que luchó con una determinación inesperada, derribando barreras policiales para acceder triunfante a la plaza Tahrir, que nunca más abandonó. Menos suerte tuvo al intentar tomar, al día siguiente, el Ministerio del Interior, porque la represión fue brutal.
«Nuestro piso está situado en una pequeña calle entre las dos avenidas principales en las que se concentraron los enfrentamientos. Durante toda toda la noche oímos a los policías disparar como locos -relató Fani- . Esa vez también tuvimos suerte. El cartucho de caza «made in USA» dirigido a nosotros se estrelló contra la puerta que cerramos de golpe. Sé que no querían darnos y que nos dieron tiempo de entrar antes de dispararnos. De todas formas, nunca se sabrá cuánta gente murió esa noche».
Pero, según su testimonio, la tranquila imagen de la plaza Tahrir que Al-Jazeera transmite 24 horas al día contrasta con lo que está pasando en las calles situadas detrás de Midan Tahrir, donde «la represión del régimen, con amenazas casa por casa, detenciones y golpes de armas de fuego, de la que tenemos conocimiento por informaciones directas que no podemos revelar por motivos de seguridad, no ha sido grabada por ninguna televisión».
El primer ministro francés, François Fillon, reveló ayer que durante sus vacaciones en Egipto entre el 26 de diciembre y el 2 de enero utilizó un avión del presidente del país, Hosni Mubarak, para un desplazamiento interno, lo que se une a la polémica en el Estado francés por las vacaciones que pasó en Túnez la jefa de la diplomacia gala, Michèle Alliot-Marie, mientras este país era escenario de protestas antigubernamentales y por la utilización del avión privado de un empresario tunecino.
Adelantándose al semanario «Le canard enchaîné», que hoy iba a publicar datos del viaje, Fillon, en una declaración oficial, precisó que viajó con su familia a Egipto invitado por las autoridades de El Cairo y que utilizó un avión del Ejército francés, pero que ese desplazamiento pagó de su bolsillo por tratarse de una visita privada. Explicó que tomó un avión «de la flota gubernamental egipcia» para ir de Asuán a Abu Simbel y agregó que «viajó en barco por el Nilo en las mismas condiciones», además de haber sido alojado por las autoridades egipcias durante sus vacaciones allí.
Dijo que los gastos de hotel de la tripulación del avión francés corrieron a cargo de su oficina. GARA
El comisario de Ampliación y Política Europea de Vecindad, Stefan Fule, anunció que la UE aumentará su ayuda a Marruecos hasta los 200 millones de euros anuales por «sus compromisos ambiciosos» con las reformas sociales y democráticas.
La separación de poderes y la promoción de la igualdad de género son algunos de los puntos de los nuevos estatutos del partido islamista tunecino Ennahda, que, según informó Efe, defiende la libertad de opinión y de prensa y el diálogo de civilizaciones «para acercar el Islam a la modernidad».
Un grupo de saudíes ha iniciado en Facebook una campaña para exigir reformas políticas, sociales y económicas en el reino, reclamando sobre todo el establecimiento de una monarquía constitucional. El grupo contaba ayer con cerca de 2.000 miembros.
La Fiscalía General egipcia ha abierto una investigación contra el ex ministro del Interior Habib el-Adli por su supuesta implicación con el atentado del 1 de enero contra una iglesia copta de Alejandría, que causó 24 muertos.
El abogado egipcio Ramzi Mahmud informó a la cadena de televisión Al-Arabiya de que el fiscal general, Abdal Mayid Mahmud, ha ordenado la investigación después de que algunos medios asegurasen -citando fuentes diplomáticas británicas- que El-Adli había ordenado el atentado para acusar a los islamistas e incrementar el apoyo de las potencias occidentales al régimen de Hosni Mubarak.
Según esas fuentes británicas incluidas en la investigación, El-Adli puso en marcha en los últimos seis años un sistema especial de seguridad con una plantilla de 22 agentes y entre cuyos miembros había antiguos islamistas radicales, traficantes de drogas y trabajadores de empresas privadas de seguridad. Su objetivo, indicaron las mismas fuentes, era cometer actos de sabotaje dentro del país con el fin de apuntalar el régimen en caso de crisis política.
La Fiscalía apunta que un responsable del Ministerio del Interior, el comandante Fathi Abdelwahid, ordenó el 11 de diciembre a Ahmed Mohamed Jaled -que acababa de cumplir una pena de once años de cárcel- que contactara con el grupo egipcio Jundulah para organizar juntos el atentado contra la iglesia de Al-Qiddissin.
El grupo habría facilitado las armas con el objetivo de «disciplinar a los coptos», un eufemismo para referirse a «castigar», según Al- Arabiya.
Asimismo, un líder de Jundulah, Mohamed Abdelhadi, reclutó a un hombre llamado Abdelraman Ahmed Ali para que trasladara los explosivos, aparcara su automóvil frente a la iglesia e hiciera detonar la carga por control remoto. No obstante, el tal comandante Abdelwahid, activó el explosivo antes de que el recluta de Jundulah pudiera salir del automóvil.
Días después, Interior ordenó a Jaled que se reuniera con el líder de Jundulah en un apartamento de Alejandría y las fuerzas de seguridad detuvieron a Abdelhadi y lo trasladaron a un edificio del Ministerio del Interior en El Cairo, donde estuvo detenido hasta el 28 de enero. Ese día, en medio de las revueltas contra Mubarak, Abdelhadi escapó y se dirigió a la Embajada británica, donde contó que había sido utilizado por el Gobierno para cometer atentados, según la investigación. GARA