Raimundo Fitero
Coartadas
Sigue la tormenta interna entre partidos, medios y otros agentes desestabilizadores con lo de Sortu. En una cadena señalan que el portavoz del acto de presentación del logo, llevaba corbata. Un dato políticamente definitivo, a su parecer. Dejemos el asunto donde está. Hay un camino legalista que se debe recorrer, pero la cuestión política parece claramente decantada. Las coartadas para la ilegalización se van desmontando por sí mismas, y debe recurrir a los fundamentalismos más agotadores de cualquier impulso democrático. Aurrera.
Yo hablaba de la coartada que se desprende de las palabras del presidente de Tele 5, Alejandro Echevarría, cuando dice: «se hace la televisión que los ciudadanos quieren». Es decir que en el programa contendor, y nunca mejor dicho, «Sálvame» resucite el padre Josep Apel.les, es fruto de una demanda popular de la ciudadanía. Ciertamente lo que plantea el directivo de Tele 5 es que las audiencias son parte esencial de la supervivencia de los programas, y las audiencias son la suma de ciudadanos que se van adhiriendo a su visualización, por lo que se podría comprender que, cuando mucho, avalan la programación, pero no que sugieren lo que se debe hacer.
Dicho de otro modo, los ciudadanos convertidos en audiencias televisivas, lo que hacen es elegir entre lo que se ofrece en cada instante, en cada momento, en cada día y franja horaria. Y, claro está, por ausencia, por aburrimiento, por inercia o por deseo expreso se manifiestan quedándose en un programa u otro. Nada más. Y nada menos. La verdad es que en ciertos momentos la elección es muy difícil debido a la igualdad en las programaciones. La biodiversidad televisiva se está anulando, al menos en abierto. Así que todas las consideraciones deben adecuarse a esta situación. Porque La 2, parece olvidada de la ciudadanía con mando a distancia.
Por si acaso creen que se trata de un juego, lo del padre Apel.les en el principado de Belén Esteban es una realidad y debutó con bronca y abandono del plató de la susodicha que siente que este cura atrabiliario, mediático, pero con bastante bagaje cultural bajo su disfraz de tertuliano desmedido, le puede quitar protagonismo.