Martxelo Díaz Periodista
Ahora tocan #requisitosbatasuna
La mayoría de los medios y analistas coinciden al señalar que los estatutos del nuevo partido Sortu se amoldan como un guante a la antidemocrática Ley de Partidos. Cumplen al milímetro todos los requisitos que establece la norma especial para crear un partido y poder presentarse a las elecciones. Es decir, que si en el Estado español se aplicase, aunque sea rigurosamente, lo que establece la ley, no tendría que haber ningún debate sobre la legalización de la formación. Se inscribiría en el registro, un trámite que ya se ha llevado a cabo, y punto. Fin del debate.
Pero las cosas no funcionan así en el Estado español; además de rechazar la violencia explícitamente, los guardianes de la moral hispana exigen que se rasguen las vestiduras en la plaza pública. Pones la tele o la radio y oyes en varias emisoras que Rufi Etxeberria es basura, literalmente. Y el que lo dice no es la pitonisa Lola. La secretaria general del PP dice que hay que pedir perdón y que no tolerará la presencia del nuevo partido. Un director de periódico reclama que se llame bruja a una abogada y que se pinten dianas en las calles con el nombre de un dirigente abertzale. Por menos de eso hay gente en prisión. Se ve que por las venas les corre bilis en vez de sangre.
Por si se les acaban las ideas a la hora de plantear exigencias a la izquierda abertzale, que sepan que en Twitter pueden encontrar sugerencias tecleando #requisitosbatasuna. Algunos ejemplos: que en Bilbao vayan en manga corta en pleno diciembre, cambiar Maixa ta Ixiar por Falete en las herriko taberna, que Xabi Alonso cambie su nombre a Xavi para que los comentaristas puedan pronunciarlo bien (esto es extensible a Oier Sanjurjo), que San Mamés pase a llamarse Aceitunas La Española Stadium, que los abertzales borrachos digan «Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley» en los controles de alcoholemia, reconocer que ETA plagió el logo de las farmacéuticas... Y hay más. Evidentemente, es normal que la gente se tome un poco a broma estas exigencias. Pero, seguro que si se cumplen, a más de uno le seguiría pareciendo poco y seguirían pidiendo más y más y más.