Extraño proyecto alejado del cine comercial, y que nace del interés del grupo teatral Animalario por trasladar a la pantalla algunas de sus ideas. El germen concreto de «Dispongo de barcos» es un cortometraje titulado «El último golpe». Tal como ha quedado desarrollado, el experimento consiste en establecer un paralelismo entre la preparación de un atraco y la propia realización de la película, pues los actores se enfrentan a dificultades y limitaciones de todo tipo, al igual que unos personajes que no son delincuentes profesionales.

Animalario define «Dispongo de barcos» como una comedia de acción mental, que es una manera como otra cualquiera de diferenciar su trabajo del resto de los que se exhiben en la cartelera comercial. Ahora bien, si hay un concepto que caracteriza a esta inclasificable obra es el del absurdo. Los diálogos son completamente surrealistas, y parecen más bien surgidos de la improvisación y la absoluta libertad creativa. Todos los implicados pusieron su tiempo libre a disposición del proyecto, sacado adelante de forma voluntarista y sin apenas presupuesto, por lo que se grabó en digital.

Juan Cavestany está acostumbrado a escribir para Animalario, si bien ha colaborado como guionista con otros realizadores, con Mariano Barroso en «Los lobos de Washington» y con Daniel Calparsoro en «Guerreros». Debutó en la realización al alimón con Enrique López Lavigne en «El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo», dirigiendo luego ya en solitario «Gente de mala calidad». Se podría considerar que «Dispongo de barcos» es su segundo largo.