Si ayer hablábamos de despiste, hoy toca constatar el desconcierto que campa en las filas del unionismo periodístico.

Y si para muestra valiera un botón, lean la primera frase del editorial de «Diario de Navarra»: «No es para tomarse a broma la encrucijada a la que se enfrenta la vida política con la aparición de Sortu». Ya ven que no están para bromas.

En «La Razón», José Antonio Vera dejaba clara su posición airada: «Siguen con la misma cantinela filodelincuente de siempre, aderezada con un texto jurídicamente correcto para lograr lo único que les interesa: poderse presentar a las elecciones para seguir en las instituciones». Pues a servidora no le parece muy extraño que un partido quiera concurrir a las elecciones y estar presente en las instituciones...

También hay nervios en la redacción de «Abc», donde Ignacio Camacho denunciaba: «Los impostores han repintado escrupulosamente la fachada de su nueva barraca política. Han borrado los síntomas perceptibles de contaminación etarra y el Estado va a tener que hilar my fino para encontrar componentes tóxicos en esa trama de camuflaje». Ya se preparan para lo peor.

Claro que la palma se la lleva «El Mundo», que en su editorial revelaba cosas sorprendentes: «Tras inscribir los estatutos de la nueva formación en el Ministerio de Interior en una ceremonia caracterizada por su cinismo... Han bastado tres días, los transcurridos desde que los proetarras presentaron Sortu, para saber quienes están detrás y que es, en realidad, esta formación». ¡Vaya revelación birriosa!

En el mismo rotativo, Isabel San Sebastián se mesaba los cabellos: «Es tan grosera la jugada, tan burda la pretensión de blanqueo de semejante gentuza, que todo huele a señuelo lanzado para entretenernos mientras dejan que se cuelen de un modo más sibilino».

Y añadía: «Nunca faltarán palmeros que le aplaudan la jugada, tontos útiles que se la crean, ni togados dispuestos a enfangarse hasta las puñetas con tal de contribuir a la paz». Desconcertados y, además, temerosos. Buena noticia.