Valencia Basket no sólo se impuso en el primer duelo copero, sino que metió miedo a todos los demás participantes. La escuadra naranja se comportó como una auténtica apisonadora, secando el caudal ofensivo de un Valladolid que, pese a las arengas de su técnico y su innegable esfuerzo, dejó de existir a partir del segundo cuarto.

El conjunto pucelano tenía la ilusión del debutante -o casi- y una afición volcada que se hizo notar en las duras y en las maduras, pero enfrente había un equipo armado hasta los dientes que defendió a un nivel altísimo, se hizo amo y señor del rebote, de modo que impidió las clásicas transiciones de los castellanos, y castigó todos y cada uno de los errores de su rival. El trío compuesto por Claver, De Colo y Javtokas, con el añadido de un Cook clarividente a la hora de repartir asistencias, desarboló por completo a un Valladolid sin un faro. A pesar de ser sus máximos anotadores, ni Diego García ni Van Lacke pudieran brillar como acostumbran.

Asfixiados

Cada vez que el Valencia Basket anotó una canasta consiguió ponerse por delante. La enormidad de sus jugadores -con Claver o Pietrus jugando como aleros, Pesic puede apostar por jugar con un triple poste continuo- se convirtió en muro insalvable para un Valladolid que no lograba una sola canasta fácil y que veía que en defensa su rival lo hacía fácil: cortes por la línea de fondo que Cook veía como nadie, balones al poste bajo para que Javtokas la hundiera, o pases extra a la esquina para que los tiradores lanzaran solos.

El primer ejecutor fue Claver con 10 tantos en la primera mitad, seguido por Javtokas -que se aprovechó de los pases del propio Claver- y un De Colo que, olvidándose de sus dolores en el cuello, hizo sangre sobre los bases rivales.

Tras el 30-44 del descanso, Valladolid apretó más en defensa, pero ayer no era su día, y los taronjas, aun cuando fallaban, se hacían con multitud de rebotes en ataque. Aunque faltaran 15 minutos y la hinchada pucelana apretara, no había nada que hacer. Habrá que ver si los valencianos muestran esa misma solidez en semifinales, o si la presión de verse a un paso de la final hace que bajen de nivel.

El verdugo chicharrero

Gran Canaria 2014 se tuvo que ir de la Copa con una nueva derrota, en cuartos, por 78-72, después de pelear hasta el último segundo. Los de Pedro Martínez salieron con más bríos que el Real Madrid, pero el cuadro local supo rehacerse de la mano de Tomic y Suárez.

Pero fue el tinerfeño -ironías del destino- Sergio Rodríguez quien rematara al conjunto isleño. El Chacho realizó un último cuarto escandaloso -anotó 13 puntos en esos 10 minutos- para contrarrestar los 30 puntos de Carroll.