Las declaraciones de Rubalcaba evidencian la continuidad de una posición insostenible
El ministro de Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, se caracteriza por ser hábil y claro en el dominio de la comunicación política. Suyas son varias de las expresiones que, a base de repetirlas, han entrado en el lenguaje periodístico y político. Suya es la manida expresión de «la izquierda abertzale sabe lo que tiene que hacer para ser legal» o la no menos conocida «votos o bombas». Pues bien, ahora que la izquierda abertzale ha hecho lo que se le pide hacer, cumpliendo con lo estipulado en la Ley de Partidos sin estar sujeto a variables tácticas o factores coyunturales, o ha despejado la ecuación de manera irreversible y definitiva en favor de los votos, lo pone en duda y evidencia continuidad. Lo que le duele a Rubalcaba es que la izquierda abertzale ha hecho lo que debía hacer, y lo ha hecho como y cuando ha querido hacerlo. Lo ha hecho desde el coraje y la fortaleza, desde el convencimiento en el análisis y decisiones propias. Y aunque le duela, no parará frente a obstáculos que responden a intereses de opinión pública española o de cálculo electoral en Euskal Herria. El reto de la legalización cuenta el mejor aval: el apoyo mayoritario del país. Y permite activar nuevos resortes, y hacerlo en ofensiva.