CRíTICA rock
Ama Say cautivan en un espléndido y dinámico concierto
Pablo CABEZA
No es muy serio precisar que tal grupo ha dado el concierto de su vida, entre otras cosas porque ni se han visto todos ni la memoria, al menos la nuestra, posee tantas neuronas como para recodar y ser capaz de comparar cada situación con rigor y equidad. Sé cómo ha sido el pasado de Ama Say, cuando en el inicio de la década de los noventa comenzaba a ensayar en la casa de los hermanos Igor y Gontzal, en el pueblo de Ortuella. Todo ilusiones y una apuesta diferente al resto de las bandas de la zona y de lo que predominaba en Euskal Herria, con el consiguiente contratiempo a las espaldas. Con todo, el concierto del pasado jueves fue tan memorable que forzosamente se debe de hallar entre la cúpula de sus hazañas más elocuentes en directo.
Ama Say presentaba en Kafe Antzokia de Bilbo «Ren fan», el disco de 2010 que justificaba el porqué del regreso del cuarteto en 2008 tras una larga pausa. La fiesta se inició con Yakuzi, formación de durangaldea que no pudimos ver por una cuestión de horario, una lástima ya que la banda presentaba también su nuevo disco, un intenso cruce entre la tranquilidad y el paroxismo, post-rock cargado de electricidad, genio y quietud.
Sobre la media noche y al grito de «Erotasuna» y «Ajea», tal y como despega «Ren fan». La escena la han ocupado Gontzal Bilbao a la batería, residente en Muskiz; Igor `Topo' Bilbao a la voz y guitarra, el hermano exiliado en Barcelona; Mikel González al bajo, bilbaino, en el grupo desde 2008, y Gorka Molero, de Elorrio, fichado en setiembre del año pasado, a la guitarra. Gorka es también miembro de Yakuzi.
Desde las primeras canciones Ama Say transmiten seguridad, frescura, simpatía y mala leche. Un sólido combinado que se convierte en la clave de la noche. Los temas suenan esponjosos, abiertos y, a la vez, toscos y valientes. Barcelona ha debido influir en Igor, pues su discurso, sus formas, garganta y poses superan los recuerdos del pasado, lo que uno tiene almacenado sobre Ama Say o Zein?, su banda complementaria.
Si la catarsis llegaba envuelta en espirales llamadas «Izerditan» o «Ikusi ditut umeak», todo tornó más cruel y esponjoso con la subida a escena de Txap (Karlos Osinaga) y Maite Arroitajauregi (Mursego). La guitarra de Txap conoce el ruido y las atmósferas como pocos. Ama Say propone que el ritmo y la cadencia sean los sueños del tiempo... Las canciones se expanden y el viaje astral continúa su viaje iniciático con «Dream darabil», «Adi holden»... hasta llegar al bis con «Gaua», una de sus primeras composiciones. Grabada para disco en un cuarto de Barakaldo por Alberto, músico de una banda enamorada de los Beatles, llamada Liverpool.
En el tramo final las formas se distorsionan en el espejo poliédrico de Sonic Youth, Pixies y el corazón de Ama Say. Aquello se ha desbocado, pero sin perder el guión. Con las referencias ya equívocas en la memoria inmediata, Eskorbuto sonó sicodélico, ondulante... Arriba y abajo todo es movimiento, melodía y dureza. El show está por concluir, las sensaciones no pueden ser más admirables. La fiesta ha reventado lo posible y lo imaginario. El grupo se llama Ama Say (Zein? del 96 a 2007, aunque con otros matices), pero podría haber sido cualquier grupo de Londres, Boston o París.
La próxima actuación será el 26 de marzo en Bonberenea, junto a Mursego y Eten, que corra la fecha en las agendas.
Lugar: Kafe Antzokia de Bilbo.
Fecha: 10 de febrero.
Aforo: Tres cuartos de entrada pasados. Buen ambiente y excelente sonido y luces.
Invitados: Txap (Lisabö) y Maite Arroitajauregi (Mursego).
Próximo concierto: 26 de marzo en Bonberenea de Tolosa.