Marina Sánchez
Vivir para ver
Ha llegado a mi ordenador un correo público de Sonia Cabrero del Amo, la hija de Juan Antonio Cabrero, el que fuera Secretario General de la UGT de Nafarroa. En la carta se despide de su trabajo y denuncia el comportamiento del sindicato:
«Tal vez ya tenéis conocimiento a través de los medios de comunicación de que UGT de Navarra ha presentado un expediente de extinción de empleo para 19 trabajadores y trabajadoras. Con este mail quiero informaros de que soy una de las 19 personas despedidas, por lo tanto, como el Ayuntamiento de Barañáin tiene firmado un contrato con UGT para ejecutar las acciones del Servicio de Inmigración, ya no voy a seguir trabajando como técnica de inmigración en el Ayuntamiento de Barañáin.
Quiero agradecer a la gente que he conocido a lo largo de estos años de trabajo, y puesto que las formas de los despidos no han sido las más adecuadas, aprovechar la ocasión para despedirme y dejaros mi mail personal por si os puede interesar (...).
No quiero entrar a detalle en el proceso de despidos, pero comentaros que peor no se puede hacer, ¿y a esta organización le llaman sindicato? Siento que se ha aprovechado la oportunidad para quitarme de en medio, puesto que en 2005 no lo pudieron hacer; yo me voy con la cabeza bien alta sabiendo que en todo momento he realizado mi trabajo y no pueden achacar nada a mi profesionalidad. Un saludo, Sonia Cabrero del Amo».
Y digo yo, si estas cosas dice de la UGT la hija de un ex secretario general, que además lleva tiempo trabajando para el sindicato, qué tendremos que decir el resto de ciudadanos y ciudadanas que llevamos décadas soportando la sumisión vergonzosa de la UGT al capital, y cuya última prueba la acabamos de ver en el reciente mazazo a las pensiones. Al menos, es gratificante comprobar que ya no engañan ni a los más cercanos.