Iñigo Orduña Ridruejo Iruñea
Responsabilidad política
La gran mayoría de cargos y consejeros, así como senadores y diputados perciben unos grandes emolumentos una vez que terminó su actividad política, llegando a percibir sueldos vitalicios que en algunos casos emulan a las grandes figuras del balompié o del papel couché de Hollywood. Da igual que haya sido un excelente gestor o que sus actuaciones hayan sido nefastas para el bien común; ellos y ellas percibirán su superpensión in saecula saeculorum, además de buscarse otras «chapucillas» para redondear su abultada nómina.
El señor José María Aznar (decirle señor a semejante mequetrefe es solamente por educación) ha sido fichado por Endesa por el módico sueldo de 200.000 euros al año en calidad de asesor, aunque más bien creo que es el agradecimiento por los favores recibidos durante su patético mandato; lo que, sumado a su sueldo vitalicio por ser ex presidente, le permitirá pasear su flequillo y vivir una jubilación más que dorada.
¿Por qué este siniestro personajillo percibe un sueldo vitalicio? Quizás por la invasión de Irak, o por sus maravillosas aportaciones a la crisis que hoy nos toca vivir, o quizás por su responsabilidad y su posterior malhacer en el fatídico 11 de Marzo.
En mi opinión, a toda esta suerte de listillos, prepotentes, chupópteros y mandamasillos habría que embargarles los sueldos y bienes y barajar la posibilidad de que respondan penalmente por sus fechorías, desde la primera a la última, desde la invasión de Irak a los GAL, desde Filesa a Matesa, de los de aquí y los de allí, porque su nefasta actuación la sostenemos y aguantamos entre todos, y si tienen la caradura de cobrar un sueldo vitalicio, que tengan la misma cara cuando paseen por el patio de la cárcel, que es donde deberían estar.