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El Ejército egipcio pide el cese de las protestas sociales, que se multiplican

El Ejército egipcio, al frente del país tras la caída de Mubarak, llamó a ciudadanos y sindicatos a que pongan fin a las huelgas y a las protestas sociales, en un momento en que las movilizaciones están cobrando impulso, con el fin de garantizar la seguridad y la estabilidad e impulsar la actividad económica. La junta militar redactará una nueva Constitución en un plazo de diez días y convocará un referéndum dentro de dos meses.
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GARA | EL CAIRO

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que gobierna Egipto pidió ayer que se ponga fina alas manifestaciones que se están multiplicando en El Cairo y otras ciudades del país al considerar que están afectando a la seguridad y a la actividad económica del país

El comunicado castrense fue difundido en el tercer día de mandato de la junta militar, que recibió el poder al renunciar el presidente Hosni Mubarak tras treinta años en el poder.

La caída de Mubarak, lejos de calmar las protestas políticas, ha hecho brotar una conflictividad laboral inusitada, sobre todo entre los funcionarios, y ha provocado una explosión de la movilización social.

«Los egipcios honorables ven que estas protestas, en estos momentos, provocan un efecto negativo», señalaba el comunicado leído por un portavoz militar en televisión. Al respecto, el Consejo Supremo del Ejército citó el impacto negativo en la economía y la seguridad y también alertó sobre la posibilidad de que se cree un caldo de cultivo que sea aprovechado por grupos de «irresponsables que lleven a cabo acciones ilegales».

Por eso, el lugar de prohibir las huelgas y manifestaciones, algo que se había rumoreado, el Consejo Supremo optó por pedir a la ciudadanía que haga «todos los esfuerzos» posibles para mejorar la situación e insistió en que sigue trabajando para «lograr la seguridad y la estabilidad» del país.

Exhortó también a colegios profesionales y sindicatos a que «desempeñen su papel» para favorecer la paz social e impulsar la actividad económica.

Además, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas recordó su compromiso por entregar el mando «a un poder civil legítimo y elegido por el pueblo, para que asuma su responsabilidad para continuar el cambio democrático y de progreso».

El llamamiento fue realizado un día después de que la junta militar suspendiera la Constitución y el Parlamento y anunciara que el actual periodo de transición se prolongará durante seis meses o hasta que se celebren elecciones parlamentarias y presidenciales, cuya fecha no se ha fijado.

En este mismo sentido, Wael Ghonim y Amr Salama, dos de los principales ciberactivistas impulsores de las movilizaciones en Egipto manifestaron ayer que el Consejo Supremo, con el que se reunieron la víspera, se ha comprometido a redactar una nueva Carta Magna en un plazo de diez días y a convocar un referéndum dentro de dos meses, en atención a las demandas de la ciudadanía.

A las protestas laborales se suman algunas deudas pendientes en el ámbito político, porque la oposición sigue presionando para que se derogue la Ley de Emergencia vigente desde 1981 y utilizada por Mubarak como uno de sus instrumentos de represión política, y exigiendo la libertad de los presos políticos.

Nuevo partido

Los Hermanos Musulmanes, el principal movimiento opositor hasta el levantamiento popular que ha propiciado la caída del raïs, anunciaron ayer la creación de un partido político, según informó el diario egipcio «Al-Masry al-Youm».

La nueva formación será constituida una vez que las anunciadas enmiendas de la Constitución entren en vigor.

Hosni Mubarak podría encontrarse en coma o sufrir una depresión, según la prensa local

Los rumores sobre el estado de salud del ex presidente Hosni Mubarak se multiplicaron en las últimas horas. Según diferentes medios locales, podría estar en coma o en un «estado sicológico muy difícil» cercano a la depresión. Fuentes oficiales de Sharm el-Sheij que citan fuentes cercanas a Mubarak indicaron al diario oficial «Al-Gumhuriya» que el raïs está enfermo y rechaza tomar medicamentos porque «se encuentra en un estado sicológico difícil». El diario «Al-Ahram» hablaba de «estado crítico» y el periódico «Al-Masry al-Youm», decía que se encuentra en coma en su residencia. Otros rumores apuntaban a que podría haber sufrido un derrame cerebral.

Además, la prensa egipcia se ha referido en las últimas horas a un altercado entre sus hijos Alaa y Gamal -su sucesor- en vísperas de su renuncia y a que mal informado por su ministro del Interior y presionado por Gamal para que ignorara lo que sucedía en la calle, el raïs vivió sus últimos días en el poder sumido en una confusión total frente a los acontecimientos que iban a provocar su caída.

Medios gubernamentales y privados publicaron que el día 10 reinaban « la confusión y la impotencia» en el palacio presidencial de Heliópolis.

Según varios periódicos, la mano del ambicioso Gamal era más que evidente en los últimos discursos que su padre dirigió al país. Su hermano mayor, Alaa, le acusó de haber arruinado los últimos años y la imagen de su padre por sus componendas con sus amigos del mundo empresarial para fomentar sus carreras políticas, lo que, a su juicio, volvió a los egipcios contra el raïs.

La estrategia de Gamal para que Mubarak, en su último discurso, anunciara reformas y delegara poderes en Omar Suleiman fracasó, indignó a la multitud y provocó su caída.

Algunos diarios afirmaban que el odiado ministro de Interior llevó a Mubarak al error al minimizar la importancia de la movilización que el 25 de enero marcó el inicio del levantamiento e insistir en que todo estaba bajo control. Dieciocho días después, Mubarak cayó. GARA

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