Túnez afronta graves desafíos económicos
El origen y el fondo de la revuelta tunecina, y por extensión de toda la ira árabe, es económico. Y económicos y sociales deberán ser los cambios que se den. El futuro de estas revueltas y, lo que es más importante, el futuro de esos países, está en juego.
Jean Sébastien MORA
Los problemas inmediatos son políticos pero la herencia económica del presidente Ben Ali es muy pesada y va a necesitar esfuerzos enormes», señala Moncef Ben Salem, ex prisionero político y destituido por el régimen de su puesto de director del departamento de matemáticas de Sfax. Con una tasa de crecimiento anual de entre el 4,5% y el 5%, una clase media consolidada y una tasa elevada de mujeres en los cuadros directivos, Túnez era mostrada como un ejemplo por el FMI. Pero los analistas más críticos no dejaban de alertar sobre los límites del modelo liberal tunecino: una tasa de paro importante, un sistema bancario débil, el recurso creciente al endeudamiento público... «Túnez se ha beneficiado sin duda de la globalización, pero se olvida frecuentemente de que el nivel absoluto del PIB por habitante sigue siendo muy bajo en el Magreb (10 dólares diarios, contra 100 en el Estado francés). Cuando a eso se suma un fenómeno de corrupción generalizada, la situación explota», explica Xavier Timbau, director del Departamento de análisis y previsión del observatorio económico francés OFCE.
Desde la huida de Ben Ali, la oposición, en plena estructuración, se concentró en las reivindicaciones de orden político y democrático. De todos modos, las exigencias en materia económica están ya asomando, más cuando muchos de los nuevos partidos políticos que exigen su legalización se enmarcan en una ruptura total con el modelo liberal tunecino. Entre ellos están el Partido Comunista de los Obreros Tunecinos, el Congreso para la República, Túnez Verde...
A ello se une un elemento determinante: el régimen de Zine Al-Abidine ben Ali no reposaba únicamente en la represión policial y la violación de los derechos humanos. Como señala la politóloga Béatricve Hibou las prácticas económicas explican el mantenimiento en el poder del clan presidencial, ya que en todos los niveles de la sociedad, la corrupción, el sistema de privilegios y el clientelismo forzaban la obediencia forzosa de los tunecinos. De manera «casi mafiosa», en palabras del Pentágono según las filtraciones de Wikileaks, el entorno familiar del ex presidente se benefició en exclusiva del programa de privatizaciones, tomando el control de sectores enteros de la economía, como el automovilístico, el bancario, la telefonía.... pocas cosas escapaban al control de Moohamed Sakhr el-Materi, yerno de Ben Ali. Estos días, el banco Zitouna, del que tenía un 57% de las acciones, ha sido puesto bajo control del Banco Central de Túnez. «La primera preocupación de la revolución tunecina es la recuperación, o sea, la nacionalización de los bienes robados por los cercanos al régimen», explica el economista Hassine Dimassim profesor en Susa y ministro dimisionario del Gobierno de unidad nacional. Y es que se calcula en 3.700 millones de euros la fortuna del matrimonio Ben Ali y, como recuerda Dimassim, «la mayor parte de esos recursos ha sido transferida al extranjero, bien camuflados a través de sociedades pantalla».
El paro como factor esencial
El factor esencial del estallido de la revolución fue la situación de paro de los jóvenes diplomados. «A día de hoy su número puede alcanzar los 200.000. Evidentemente, la transición política debe ir acompañada de una transición económica», reconoce Abedeljil Bedouim economista tunecino reconocido por sus trabajos en el área altermundialista. Según él, el nuevo poder deberá repensar el papel del Estado, sobre todo su ayuda a las clases sociales desfavorecidas.
En Túnez, la parte del presupuesto consagrada a la enseñanza superior es relativamente elevada, un 6,53% en 2009. En la era Ben Ali, el desarrollo de las infraestructuras turísticas fue asimismo considerado como prioritario. Así las cosas, la especialización creciente de la economía tunecina en sectores que necesitan una mano de obra poco cualificada ha hecho crecer la proporción de demandantes de empleo con estudios universitarios a más del 55% de la población activa. «Es absolutamente necesario diversificar nuestra oferta turística, dar muestras de imaginación y proponer alternativas al turismo de masas», explica Bédoui.
En Túnez, el desarrollo de nuevos sectores capaces de emplear a cuadros de alto nivel económico se frenaba por las reticencias de los empresarios, ofuscados por la opacidad y los déficits del Estado de Derecho. El país se dedicó sobre todo a acoger empresas extranjeras deslocalizadas y, desde ese punto de vista, el sistema de Ben Ali en materia de derechos laborales le iba al pelo al millar de empresas francesas presentes en Túnez, Primer inversor extranjero con un total de 280 millones de euros, el Estado francés está especialmente presente en los sectores textil, en la industria mecánica y electrónica (Valeo, Faurecia, Sagem o EADS). «Los empleos de la empresas deslocalizadas en Túnez son por definición inestables y de escaso valor añadido», señala Dimassi, Como ejemplo, en Ben Arous, sobre un total de 3.500 empleos en Sagem, no hay más que un centenar de cuadros tunecinos, porque los empleos cualificados se mantienen en el Estado francés, tanto en las áreas de concepción como de puesta en marcha de los proptotipos.
La agencia de calificación Moody´s Investors Service anunció a mediados de enero que había bajado en un punto la nota de Túnez aduciendo las incertidumbres políticas que afronta el país. Una hándicap suplementario que hace más caro reembolsar su deuda. «Las buenas intenciones mostradas por la UE siguen sin traducirse en medidas concretas. Esperemos que condonen la deuda para impulsar el proceso democrático», señala Bédoui. La UE anunció ayer que se concederá una ayuda inmediata de 17 millones de euros a Túnez y otra de 258 millones de euros de aquí a 2013.
El economista Dimassi mantiene el optimismo y considera que la deuda tunecina, de en torno a un 42% del PIB, no debería crecer. «Tras un período de incertidumbre, las inversiones volverán porque la apertura democrática ofrece más potencialidades a nuestra economía». Recuerda que durante el período de Ben Ali el propio Banco Mundial acusaba al clima opaco para los negocios de ser poco propicio a la llegada de inversiones complejas y de mayor riesgo.
Las nuevas perspectivas en materia de hidrocarburos podrían ser la buena nueva de la revolución tunecina. Hasta ahora considerado como poseedor de recursos naturales modestos, Túnez negocia actualmente con Malta la explotación de los yacimientos marí- timos y su reservas petrolíferas se han doblado tras el descubrimiento de una decena de yacimientos en el sur del país. En la misma línea, y por primera vez, Túnez espera exportar gas a Italia por razón de 4 millones de metros cúbicos diarios a partir de 2012.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, constató que «un terremoto sacude todo el mundo árabe y buena parte del mundo musulmán y -concedió- no sabemos todavía en qué va a quedar». No obstante, insistió en que «estamos preparados ante cualquier eventualidad porque sabemos que el fundamento de nuestra existencia y de nuestra capacidad para convencer a nuestros vecinos de que vivan en paz con nosotros reside en el Ejército israelí», aseguró durante la ceremonia de nombramiento del nuevo jefe del Estado Mayor, Beeny Gantz.
Mientras tanto, varios países de Oriente Medio fueron escenario ayer de nuevas manifestaciones contra sus regímenes corruptos, dictatoriales y pro-occidentales.
Miles de personas se movilizaron en la capital yemení, Sana'a, y en otras ciudades bajo el grito de «Tras Mubarak, Ali», en referencia al presidente Ali Abdallah Saleh. Las barreras policiales y la actuación de grupos de choque del partido en el poder disolvieron las protestas convocadas por estudiantes y otros grupos de la sociedad civil. La tolerada oposición parlamentaria llama a negociar.
En Bahrein, una de las monarquías petrolíferas del Golfo, cientos de personas convocadas por internet fueron reprimidas por la Policía en Nuidrat y otras ciudades.
En Cisjordania, dimitió en bloque el Gobierno de Mahmud Abbas y la ANP volvió a encargar al primer ministro dimisionario, Salam Fayyad, la formación de otro antes de los comicios generales convocados para este año. Hamás calificó de «mera formalidad» esa dimisión, mientras que FPLP sostuvo que los comicios requieren unidad nacional y deben abarcar a todos los palestinos.
Más allá del mundo árabe, y con una agenda distinta, miles de opositores iraníes intentaron acceder al centro de Teherán. Según Al-Arabiya, un manifestante fue abatido por las fuerzas de seguridad. La Policía aisló en sus casas a los líderes opositores Mussavi y Karubi.