«Las recetas del FMI crearon una fosa insalvable en la sociedad tunecina»
Analista del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas, Timbeau arroja luz sobre el espejismo macroeconómico con el que se disfrazaba la desigualdad y la falta de expectativas de la población tunecina.
¿Por qué el modelo económico tunecino muestra sus límites?
La tasa de crecimiento anual no revela más que una dimensión de la salud económica de un país. El nivel del PIB por habitante es muchas veces olvidado. Túnez era mostrado como un ejemplo por el FMI por su tasa de crecimiento anual del 5%, pero hay que relativizarlo por varias razones. La tasa de crecimiento anual depende del punto de partida; así, Francia, con un crecimiento débil del 0,6% genera más riqueza que Túnez con su 5%.
El nivel medio del PIB es de 10 dólares diarios, 10 veces menos que en Europa. Una parte importante de los tunecinos vive con 3 dólares al día. Túnez se ha regido por un modelo económico neoliberal, los mercados están abiertos, sobre todo desde los acuerdos de libre comercio con la UE, firmados en 2003. De hecho, el proceso de desarrollo ha creado una fosa en la sociedad. El PIB aumenta un 10% por año para la franja más privilegiada de la población, Sin frontera fiscal, económicamente esa gente vive en el norte del Mediterráneo y piensa en euros puesto que los productos que consumen provienen principalmente de nuestra economía. El resto de la población no se beneficia del crecimiento y su PIB por habitante sigue estancado.
¿Qué habría que hacer para corregir esa situación?
Hay medios para corregir la desigualdad. Distribuyendo las riquezas a través del presupuesto público o de los impuestos y arbitrando mecanismos de protección social.
En Túnez, hay que promover la igualdad de oportunidades y la posibilidad de ejercer la actividad económica en libertad, Eso no era posible bajo el régimen de Ben Ali. Habría que poner en marcha un esquema de protección que desarrolle una agricultura autosuficiente y,toda la cadena de transformación industrial de los productores agrícolas, sean alimentarios o textiles. Ello animaría a los tunecinos más ricos a comprar productos del país, El problema es que, con la doctrina actual de la OMC, dar protección a ciertos sectores no es políticamente correcto. Ello condena a los países menos desarrollados a una suerte de trampa de subdesarrollo. J.S. MORA