Obama busca reducir el déficit en 800.000 millones de euros en la próxima década
GARA
La Casa Blanca anunció ayer que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha enviado al Congreso una propuesta de presupuesto federal para 2012 de 3,73 billones de dólares (2,76 millones de euros), con una ligera reducción del 2%, que incluye la congelación de gran parte de las partidas de gasto, aunque ha advertido de que estas medidas son sólo «un primer paso» y de que es necesario más trabajo para hacer frente a los retos fiscales a los que enfrenta la economía estadounidense a largo plazo.
Se trata un primer paso para cumplir con la tarea de reducir el déficit en 1,1 billones de dólares (818.300 millones de euros) en los próximos diez años, impulsado sobre todo por la reducción del gasto, que afectará a más de 200 programas federales.
La propuesta promete abrir un enfrentamiento con los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes en el Congreso y reclaman medidas de ahorro presupuestario más duras que las presentadas ayer. Los conservadores pretenden convertir las elecciones presidenciales de 2010 en un referéndum sobre las políticas fiscales.
Los legisladores, de hecho, comenzarán hoy a examinar recortes por valor de 61.000 millones de dólares al presupuesto ya aprobado para este año.
El proyecto presupuestario que hizo público ayer la Casa Blanca contempla un déficit fiscal de 1,64 billones para el año fiscal 2011, un máximo histórico. Pero al mismo tiempo, la Casa Blanca calcula que sus propuestas permitirán un ahorro de 1,1 billones de dólares en diez años y que, si se cumplen sus previsiones, el déficit podrá comenzar a recortarse de manera drástica a partir del año próximo, cuando se calcula que la recuperación económica ya será generalizada.
Tras su llegada a la Casa Blanca, Obama había prometido reducir a la mitad el déficit presupuestario al final de su mandato de cuatro años, lo que supondría dejarlo en 768.000 millones de dólares para 2013.
En la propuesta presentada al Congreso se prevé eliminar las reducciones de impuestos para los hogares de mayores ingresos decididas por el ex presidente George W. Bush y prorrogadas recientemente en un gesto de complicidad con la bancada republicana, victoriosa en los comicios legislativos, y suprimir también doce exenciones impositivas que actualmente benefician a los productores de pretróleo, gas y carbón, lo que permitirá aumentar en 46.000 millones de dólares los ingresos en diez años.