Raimundo Fitero
Ciclo
Una vez más se ha cumplido el ciclo: programa presentado con grandes promociones, se estrena y no cumple las expectativas de audiencia, se le cambia de día de emisión y el paso siguiente es su desaparición. Estamos hablando, además, de uno de esos programas, formatos, espectáculos que cosecha- ba unas audiencias realmente superlativas, OT, a la que se añadía en esta nueva temporada la incorporación de Pilar Rubio, uno de esos fichajes estrella de Tele5 arrebatados a La Sexta, que no ha conseguido, todavía, asentarse en ningún programa superando a sus antecesores en las mismas tareas, en una edición que recuperaba a Nina como directora de la academia, y en la primera de la era post Ristro Mejide, por lo que los analistas tienen bastantes niveles de cata para hincar la meninge.
La cadena, con buen criterio de preservar su patrimonio, excusa de este fracaso a Pilar Rubio. Vale. Es posible que tenga una gran parte de razón, pero la figura de Jesús Vázquez es bastante importante en este tipo de formato, y quizás el enfrentamiento real, ficcionado, guionizado entre Vázquez y Mejide dio mucho juego. El jurado actual no tenía una personalidad muy definida, ha habido cambios, se mueven en un territorio muy poco atractivo, con un perfil muy bajo, y Nina no parece poder soportar de manera orgánica toda la ambición canalizada desde el rigor y el pasteleo del espectáculo televisivo de masas.
Pero existe otro asunto a señalar: el casting ha sido nefasto. Probablemente se ha agotado la fórmula, los talentos ya no abundan, hay que dejar pasar un tiempo para que surja otra generación, pero los concursantes son como clónicos, muy poco talentosos, y sin aportar asuntos personales de relevancia. Y como cierre de esta certificación de una muerte anunciada para el próximo domingo, la fórmula está agotada. El ciclo ha terminado. Lo más parecido a ello, la selección de concursante de Eurovisión en TVE, tampoco va bien. Como sea, la suerte está echada. Cientos de contratos rotos, un descalabro, pero en estas cadenas la piedad no existe, y si han detectado que no iban a recuperar o que iban a perder dinero y prestigio, han cortado. Ni una lágrima.